viernes, 29 de enero de 2016

Santa Teresa y otras historias.

Por: Manuel Hernández.

En México la temática de los asesinatos de mujeres, ha sido muchas veces mencionado para fines políticos, pero pocas, muy pocas en las artes visuales, para ser específicos en el cine. Santa Teresa lo retoma como una de las premisas principales en la cinta, aunque de una manera extraña. 


Todo comienza con una cita a Roberto Bolaño, de quien tomará prestado el estilo para narrar la historia, la cual se desarrolla en el pueblo de Santa Teresa, que si bien no existe, bien podría ser cualquier pueblo de México. Ahí, un fotorreportero llamado Juan de Dios Martínez, buscará desentrañar el misterio que rodea a una serie de asesinatos de mujeres.  


Sin embargo, fiel a la forma de narrar del escritor chileno (Bolaño) la película no retoma a un solo personaje para contar su historia, sino que a manera de testimonios, que en apariencia no llevan un hilo que los conecte entre sívan desarrollando la historia del fotorreportero quien, dicho sea de paso, nunca aparece a cuadrocaracterística que invita a la participación del espectador para que sea él quien rellene ese intersticio. 

La película tiene una narrativa en donde el documental y la ficción se cruzan, alimentándose entre sí, de esta forma es posible ver un testimonio de una mujer activista y de la misma forma encontrarnos con la historia de Juan de Dios, quien si bien es ficticio, intenta descifrar la causa de los feminicidios, tema real en México. Este juego lo hace interesante, aunque por momentos parece que mezcla demasiado, provocando que se pierda la estructura narrativa y como consecuencia, da la impresión de ser un collage: sobre todo hacia el final. 
Presentada en blanco y negro, tiene una fotografía bien hecha, sin llegar a ser espectacular, la edición es consistente, con un montaje que mezcla, como ya se mencionó anteriormente, muchos elementos de la realidad, entre ellos destacan cadáveres nunca reclamados. La música empleada tiene impacto, es variada pero siempre acompañando las acciones. 

En general Santa Teresa y otros relatos, es una historia que propone un viaje interesante en los diversos mundos que propone Bolaño, pero también entre la ficción y la realidad lo cual viene a ser lo más propositivo de la película.

Santa Teresa y Otras historias de Nelso Carlo de los Santos. México, 2015 65 min. Con Marie-Aimé Montalambert, Meghan Cuevas, Priscila Lazaro.




domingo, 24 de enero de 2016

Entre el amor y la lástima. La caridad.

Por: Manuel Hernández.

Tras el festejo por el aniversario de su matrimonio José Luis (Jaime Garza) sufre un accidente en el cual pierde la pierna. A partir de entonces viene la recuperación y adaptación que tendrá que hacer no sólo él, sino también su esposa Angélica (Verónica Langer). De esta manera tendrán que hacer a un lado sus orgullos, pero sobre todo aprender a aceptarse y convivir a pesar de la nueva condición que enfrentan como pareja.

Sus historias irán mezclándose con las de otros personajes: una enfermera (Adriana Paz) contratada para cuidar a José Luis, que vendrá a contarle algunos relatos eróticos para mantenerlo entretenido y la vida del hermano de José Luis, quien tratará de hacer ver a Angélica que no todo está perdido y que la vida debe continuar, además de brindarle su apoyo. 

Esta película toca diferentes fibras del ser humano. Por un lado es el enfrentar la vida ante lo que parece ser una desgracia y el proceso de adaptación por el que se tiene que atravesar para poder retomar una vida lo más cercana a la normalidad previa. Sin embargo, va más allá, las nuevas situaciones que esto provoca llevarán a los personajes a buscar el amor, que aparentemente han perdido, en su propio hogar.  

Las actuaciones son muy buenas, Jaime Garza hace una interpretación destacable, es notable la fuerza y vitalidad con que se ve a cuadro y la fuerza que aporta su trabajo a la historia. El trabajo que hace Verónica Langer también es muy bueno y Adriana Paz cierra el muy buen trabajo que realizan en escena, su personaje, exige sensualidad y lo complementa con ciertos toque de "inocencia" que provocan que esté bien desarrollado.

La dirección es buena, la cámara tiene muy poco movimientos, Marcelino Islas continúa con el estilo que había mostrado en Martha, sin embargo, no es de esas películas que caen en la contemplación y en la deducción de significados a partir de observar un plano extenso, sino que tiene bastante acción y en buena medida, le imprimen un ritmo acorde al tema tratado, y que una vez planteado, se mantiene en él durante el filme. 

En el guión hay cierto humor negro, la cinta incluye algunos detalles que le agregan cierta crítica y acidez a algunos momentos: las parodias a los programas matutinos que hay en televisión, las noticias y los momentos "sobrenaturales" que se "analizan" constantemente son otra clara muestra de ello. 

Las apariciones musicales son buenas, el uso de ellas como leit motiv para identificar la presencia de los personajes es un recurso que se emplea en buena medida. Aunque también puede señalarse que hay un abuso de una canción, al grado de salir cantándola, o al menos con ella en la cabeza, tras la película, es de los hermanos Carrión. 

Si bien se nos presenta un filme interesante, con muchos elementos que la hacen interesante, también debe señalarse que por momentos parece que se alarga demasiado, como si diera la impresión de que no sabe dónde terminar, a pesar de que hay algunos momentos en los que da la sensación de que ya no hay más por contar.

La caridad es una película con ritmo, buenas actuaciones, buena música y una temática que invita a la reflexión sobre el amor de las personas mayores, no sólo el enamoramiento, sino también, y aquí lo que más peso tiene, en el cuestionarse si se estaría con alguien a pesar de cualquier adversidad.

La Caridad, Marcelino Islas, México, 2014, 110 min. Con Jaime Garza, Verónica langer, Adriana Paz, et. al. 


Metáforas, surrealismo y experimentación. Lucifer

Por: Manuel Hernández Samperio.

México ha sido o fue catalogado como el país más surrealista en manos (o palabras) de los mismos padres del surrealismo. Gust Van den Berghe, algunos años después se dio cuenta de que México aún guarda muchos rasgos propios de la corriente artística y decidió filmar una película aquí. Para ser exactos en Michoacán, en un pueblo cercano a las ruinas que dejó la erupción del Paricutín hace algunos ayeres. 

En Lucifer, tenemos un verdadero viaje metafórico y, como ya se mencionó, surrealista por un pueblo mexicano, que bien pudo haber sido cualquier pueblo, en donde sobrevuela un halo de misticismo y que genera que una historia como la que se nos cuenta tenga lugar. La historia inicia con un pequeño preámbulo para situar al espectador en el lugar y para irlo introduciendo en este mundo de lo divino, para después dividirse en tres capítulos: Paraíso, Pecado y Milagro. 


La historia la conocemos todos: Lucifer baja (o es expulsado del paraíso quizá), aprovecha las debilidades del ser humano para expandir o demostrar su fuerza y después desaparece dejando en quienes convivieron con él diferentes sensaciones. De esta forma es que, Lucifer, conoce a Lupita, a su hermano y a su nieta y su presencia cambiará algunas cosas en su relación y en la forma en que ven y son vistos por el mundo.  

Estamos ante una película que propone y desarrolla diferentes formas tanto de ver el cine como de pensarlo. Para la presentación del filme se utilizó una técnica llamada Tondoscope, la cual refleja una esfera o círculo en el cual se cuenta la historia. Una técnica con la que el director quiso experimentar. Pero este elemento no para ahí, hay algunos encuadres que explotan de buena forma "el formato" circular y que logran verse muy bien y dar al espectador una perspectiva de las cosas que agrada bastante. 
La presencia surrealista es constante, si bien en los últimos años ha sido confundido con la fantasía y la sin razon, aquí parece en el momento justo, retomando algunos de los elementos que como corriente se proponíanes por esto que el hecho de que un ángel baje ayudado por una escalera se torna una situación normal, o una plática con el mismísimo dios (como un reflejo quizá del inconsciente) pueda ser tomada como parte de la historia sin ningún sobresalto. 

El director no utiliza actores profesionales, salvo uno: Lucifer, interpretado por Gabino Rodríguez, esta situación, podría llegar a ser pesada ya que le restan un poco de verosimilitud, sin embargo, no la suficiente para que la película pierda fuerza. Los movimientos de la cámara son sutiles cuando los hay, sin embargo, a cuadro (o a círculo) se desarrolla buena parte la acción. 
En su totalidad, Lucifer es una propuesta interesante, intensa, que retrata en buena manera las costumbres de los mexicanos, que se acerca a ellos desde un punto de respeto hacia todas las creencias y que más allá de burlarse se apropia de ellas para desarrollar una historia, aprovecha esa afirmación de algunos artistas para incluir estas costumbres o cosmovisiones para hacer un relato que flota entre el realismo y el surrealismo. Con este filme el director belga cierra una trilogía que había comenzado con Baby Little Jesus of Flander y Blue bird, en donde ya había hecho algunos experimentos. 


Un cine lleno de significados y metáforas que no pudo encontrar mejor marco para desarrollar una historia de este tipo. 

Lucifer de Gust Van der Berghe, México-Bélgica, 2015, 110 min. Con Gabino Rodríguez, María Acosta, Jerónimo Soto Bravo.