sábado, 27 de febrero de 2016

Al encuentro del pasado. El Blues de Kaili.

Por: Manuel Hernández-Samperio.

El pasado, el presente, el futuro han sido misterios retomados una y otra vez para darles explicación o definirlos. Las creencias de los budistas incluyen los sutras, que son escritos en donde se dan enseñanzas, uno de ellos es el Sutra del Diamante, en donde se habla de las enseñanzas de Buda y se hacen algunas referencias al pasado al presente y al futuro. 

Partiendo de esta premisa es que se plantea El Blues de Kaili, una película que cuenta una historia a partir de fragmentar la narrativa y mezclar de manera magistral el pasado con el presente y dejando entrever un posible futuro. Partiendo de lo que en apariencia es el presente, un par de doctores platican sobre el pasado de sus vidas, encontrando cierta nostalgia pero a la vez la necesidad de tener o reencontrar un nexo. Ella con su hijo, pero también con un viejo amigo y él con su sobrino que desapareció en el tiempo en que él estuvo en la cárcel. 

Esta búsqueda llevará a Chen, el exconvicto, a realizar un viaje al pueblo de Dangmai, cuyo único objetivo es encontrar a su sobrino y de paso, llevar un encargo que su compañera le ha dado, para su viejo amigo. Este camino lo conectará con el pasado y con algunas de las cosas que se perdió mientras estaba encarcelado. 

La película tiene una narrativa un poco difícil de seguir en un principio, nunca se hace una alusión al tiempo en que se está. Sin embargo, son ciertos momentos o personajes los que revelan si se está hablando del
pasado o del presente. La manera en que se va fragmentando una narrativa para terminar en algo no lineal es interesante, sobre todo porque conforme va avanzando la trama aquellos pedazos de la historia que en un principio parecían confusos van tomando su lugar aclarando las dudas que pudieran surgir en la mente del espectador. 

El diseño de la producción (o arte) es bueno, si bien se habla del camino a un pueblo o de la interacción con la ciudad, todo está muy bien ambientado. La fotografía también es buena complementando la idea o la sensación de austeridad, pero que funciona bien para darle intención a los sentimientos de los protagonistas. 

Pero sin duda el elemento que más destaca en toda la película es el plano secuencia del viaje que realiza Chen en busca del sobrino perdido. Es un viaje que va desde paseos en moto, hasta un concierto de música pop en medio de un pueblo con pocos pobladores. Este plano secuencia luce porque nos presenta no sólo el viaje del
exconvicto, sino también a otros personajes en donde se sugiere que hay una conexión con el pasado y que, se acuerdo a las pistas que se nos han dado previamente podríamos deducir que el destino ha cruzado algunos caminos sin que los protagonistas se den cuenta. 

El Blues de Kaili es una película con una propuesta interesante que invita al espectador a realizar distintas conexiones a lo largo de la historia e incluso cuando llega el final, en donde tácitamente se le pide al espectador que le dé un final a la historia.

El Blues de Kaili, de Bi Gan, China, 2015, 110 min. Con: Chen Yongzhong, Zhao Daquing, Luo Feiyang, et. al.

viernes, 26 de febrero de 2016

Más allá de la guerra del ajedrez. La jugada maestra.

jugadaPor: Manuel Hernández.

El ajedrez ha sido un deporte ha sido dominado en su mayoría por los rusos o en su defecto soviéticos. En tiempos de la guerra fría surgió fue visto, como casi todo, como una competencia para demostrar cuál era el mejor país (EUA o la URSS). Es justo en este contexto que se desarrolla la historia de la jugada maestra. 

Retomando como eje principal la historia de Bobby Fischer, un ajedrecista de Brooklyn que desde niño mostró tener cualidades para el juego y que pintaba para ser el campeón mundial más joven de la historia, la película nos plantea no sólo la historia de su vida, sino también otros contextos, sobre todo el político y la manera en que se desenvolvía cada país ante el rival. 

Se nos presenta toda la preparación que tuvo para poder llegar a disputar una final mundial para hacerse del título y la manera en que, casi espontáneamente, sacó una jugada que nadie conocía para quedar registrado la historia del ajedrez como su más grande aportación. Pero también nos muestra los daños colaterales de un deporte tan demandante. 

La película tiene un buen guión, partiendo desde los primeros destellos de genialidad que el Bobby Fischer niño mostraba hasta llegar al momento cumbre: los dos mundiales que disputa en contra de un equipo soviético que estaba más que armado y que por ser más, tenían las de ganar. La transición que se hace de la niñez a su juventud es muy buena. 

jugada
La edición tiene buen ritmo, a pesar de ser una historia larga logran que no se sienta el tiempo que transcurre. Además, aunada al manejo de la cámara, logran desestabilizar al espectador cuando se le muestra la manera en que la mente comienza a crearle algunas dudas.  

El diseño del arte (ambientación y vestuarios) también son acertados, logran lelvarnos a la época de la guerra fría, vemos la manera de vestir y los autos acordes a esa etapa de la historia, lo cual logra darle mayor veracidad a la cinta. La fotografía también tiene un buen papel, no es de aquellas que resalta sobre la trama, pero en cada momento (interiores y exteriores) hace un buen papel. 

Las actuaciones son buenas, vemos a un Tobey Maguire que hace un buen trabajo llevando al espectador a no quedar indiferente ante su personaje, puede caerte bien o parecer demasiado arrogante, pero al final tendrás una opinión sobre él. 
jugada
Si bien el objetivo de la película es mostrar la jugada que lo inmortalizó, como espectador queda hacia el final, la sensación de que cortaron la historia de tajo en cuanto eso sucedió. Es cierto que la duración del filme ya era extensa, sin embargo, unos minutos más para desarrollar el descenlace habrían sido perfectos. 

En general, La jugada maestra, es una película con una historia interesante, que maneja bien los tiempos a través de la narrativa y de la edición y que apunta a una parte de la historia y geopolítica reciente, ayudando a entender esta etapa de grandes fricciones y llevando a reflexionar sobre cómo es que más allá de los conflictos entre naciones, los participantes (o quienes hacían la guerra) eran quienes pagaban las consecuencias o sufrían los llamados "daños colaterales". 

La jugada maestra de Edward Zwick, Estados Unidos, 2014, 115 min. Con: Tobey Maguire, Peter Sarsgaard, Liev Schreiber et. al. 


martes, 23 de febrero de 2016

La fuerza de la palabra. Historias de dos que soñaron.

Por: Manuel Hernández-Samperio.

Cuando el cine traspasó el tiempo, dejando de ser un invento meramente científico y comenzó a popularizarse, una de las principales curiosidades que surgieron fue la de crear y contar historias, desde los pequeños cortos de los hermanos Lumiere hasta nuestros días se ha mantenido esa tradición y se ha dado lugar a la exploración y experimentación en la forma en que se presentan. 

Historias de dos que soñaron, es un ejercicio fílmico muy peculiar. Sandorné y Sandor son dos gitanos refugiados en Canadá que platican diferentes relatos sobre la vida que han llevado, algunas anécdotas de la gente que han conocido en su peregrinar y sobre todo, la premisa de una película en la que participarán y que ellos mismos han ayudado a escribir: un niño, llamado Alex amanece, al puro estilo kafkiano, con un pico en lugar de su boca, provocando una pequeña revolución en su casa y ante la sociedad.

La películacodirección de Nicolás Pereda y Andrea Bussman, se presenta como una especie de collage en donde aparentemente las historias no tienen una relación entre sí, es más ni siquiera son historias que se muestren a cuadro, y sin embargo, aquí es donde radica la fuerza de la película, pues deja a la imaginación de quien está viendo el proceso de recreación y el llenado de intersticios. 

La edición es interesante, acompañada de un guión que deambula entre la ficción el documental, lo que bien podría parecer una ficción es transgredido cuando, en una genialidad se incluye un diálogo que no sólo rompe con las características del género ficticio, sino que también lo hace con el hilo de la historia y hace partícipe una vez más al espectador. 

Filmada en blanco y negro, cuenta con una buena fotografía y las actuaciones, en la medida de lo solicitado son buenas.   

Historias de dos que soñaron es una película que deja una sensación extraña al salir de la sala, pues (entre otras cosas) cuenta una historia que aparentemente será, que a cuadro no llega a ser y sin embargo es. Basa y tiene su fuerza no en lo que se ve, sino en todo aquello que puede llegar a ser en la mente del espectador, es ahí en donde la historia se lleva a cabo. 

Historias de dos que soñaron de Nicolás Pereda y Andrea Bussmann, México-Canadá, 2016, 85 min. Con: Sandorné Laska, Sandor Laska, Alexander Laska, et. al.