viernes, 10 de agosto de 2018

Luis y los marcianos. Amigos peculiares.

Por: Manuel Hernández-Samperio.

Una de las preocupaciones que ha tenido la humanidad desde que se estudia el espacio y quizá desde antes ha sido la vida en otros lugares del universo. La idea de tener algún encuentro con seres extraterrestres ha ido mucho más allá del terreno científico, y el plano cinematográfico no ha sido la excepción, Luis y los marcianos una animación creada por los hermanos Christoph y Wolfgang Lauenstein es un ejemplo de ello. 

En un pueblo alejado de la civilización habita Luis, un niño que ha pasado la mayor parte de su vida en soledad pues su madre murió cuando él era pequeño y su padre es etiquetado y tomado como el loco del lugar pues al autodenominarse ufólogo, su único objetivo en la vida es demostrar la existencia de extraterrestres en la Tierra. La vida de Luis en la escuela no es muy diferente, siempre siendo la víctima de las burlas de sus compañeros y con un director de la escuela que considera que las condiciones en donde vive no son las óptimas para su buen desarrollo.

Las cosas se salen de control cuando el director amenace con inspeccionar la casa de Luis con una trabajadora social para demostrar sus suposiciones, pues al mismo tiempo el niño logrará un contacto con seres de otro planeta que están de paso por la Tierra pero que corren el peligro de ser descubiertos y capturados para ser analizados. Esto desencadenará una serie de divertidos enredos.

Estamos ante una cinta llena de contrastes, por un lado podemos decir que está muy bien lograda porque cumple con sus dos objetivos el de entretener (es bastante divertida) y el de transmitir el valor de la familia y la unión entre padres e hijos, pero por otro lado, es una cinta que no aporta gran cosa a las narraciones infantiles: cumple con el arco narrativo usual en donde hay un héroe, el viaje que debe emprender y la manera en que debe resolverlo, peor no va más allá de los clichés usuales en el cine para niños.

Si hablamos de los personajes, nos encontraremos con unos alienígenas cuyo diseño es bastante vistoso y que tienen una interacción entre sí que logra que el espectador se enganche con ellos, las situaciones en las que se meten y la manera de reaccionar a cada una de ellas son las que llevan el peso de la historia en la segunda parte de la trama y lo hacen de muy buena forma. El resto de los personajes, como ya lo mencionamos, cumplen con los aspectos psicológicos que permiten el desarrollo de la cinta.

En cuanto al guión tenemos dos ejes vertientes, el primero de ellos es el acercamiento de los extraterrestres con un niño solitario quien tendrá la preocupación de esconderlos y ayudarlos a volver. Por otro lado está la relación fracturada entre el padre y el hijo, la cual hacia el final, con el último giro de la trama es la que toma mayor fuerza. Sobre estos giros de la trama, también podemos decir que algunos son predecibles y se van anunciando desde que se presentan algunos personajes y otros más se van develando conforme se le va dando información al espectador.

En cuanto al estilo de la animación, podemos apuntar un par de situaciones, la primera es que el estilo es bastante común, nada fuera de lo normal, no propone nada nuevo, sin embargo, y aquí es el segundo apunte, nos encontramos con unos personajes cuyo diseño es bastante atractivo a la vista, con unos extraterrestres con una especie de "chupones" en la cabeza que les permite pegarse a los techos de cada lugar, además de su capacidad para tomar la forma de cualquier persona con sólo comer un cabello de ésta.
Luis y los marcianos es una película que cumple con su objetivo principal que es entretener, divertir y envolver al espectador en su historia, con una tripleta de personajes a los que no les da miedo meterse en problemas porque siempre saben resolverlos y un diseño de los mismos atractivo visualmente. Sin embargo, si se busca encontrar narrativas nuevas o algo diferente a lo que usualmente se ve en las cintas para el público infantil difícilmente se encontrará aquí.

Luis y los marcianos, Christph Lauenstein, Wolfgang Lauenstein, Alemania-Luxemburgo-Dinamarca, 2018, 86 mins.


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