miércoles, 8 de agosto de 2018

Loveling. Amor de madre. La figura materna en su papel conciliador.

Por: Manuel Hernández-Samperio.

La concepción sobre familia y la función que tiene como forjadora de individuos que aporten a la sociedad difiere de una sociedad o cultura a otra, mientras hay países en donde a una edad muy temprana los hijos se vuelven independientes, hay otras en los que diferentes factores influyen para que lo hagan más tarde (en México, por ejemplo la edad promedio es 28 años), uno de ellos es el papel que juega la madre como el eje de unión. Loveling, amor de madre es una cinta dirigida por Gustavo Pizzi que nos refleja una situación derivada de esta premisa.

Irene (Karine Teles) es una madre de familia en Brasil, es la encargada de dar la cara siempre que hay algún problema con alguno de sus cuatro hijos o su marido Klaus (Otavio Müller) , un hombre de buenas intenciones con grandes ambiciones pero con poco tacto para los negocios. Las cosas en su vida cambiarán cuando Fernando (Konstantinos Sarris) es invitado a estudiar y jugar handball en Alemania, oportunidad que el chico ve como única en la vida y que no puede dejar pasar.

Convencida por el esposo, Irene tendrá que aprender a lidiar con la idea de que el retoño partirá en unas semanas, al tiempo que tiene que enfrentar otros problemas locales como la falta de dinero para construir una casa nueva, una hermana que ha estado peleando con su marido y se refugia en su hogar y los preparativos para la fiesta de su propia graduación.

La cinta de Pizzi es una radiografía de la manera de ser de las madres en América Latina, exponiéndonos una historia con la que es fácil engancharse gracias a que cada uno de los personajes refleja diferentes vicios y sentimientos muy cercanos a cualquier espectador, todos nos hemos encontrado en medio de una discusión entre hermanos, de pelea de parejas o de las despedidas en donde una madre tiene que hacerse a la idea de dejar ir a sus hijos.

Es de hecho el papel de la madre, interpretado por Karine Teles, el que retoma la responsabilidad de de cargar en sus hombros toda la línea narrativa, además de sus deseos por superarse a través del estudio y del constante trabajo para obtener un ingreso extra, es alrededor de ella que los cuatro hijos se apoyan, que la hermana golpeada por su marido encuentra un refugio y que un marido cuyas finanzas nunca son buenas puede encontrar un soporte para sus desgracias, esta mezcla de emociones y la necesidad de disfrutar de su propia vida es lo que vemos a cuadro y que de alguna forma reubica el papel que tiene una madre de familia en ese contexto y que es mucha, muchísimas veces ignorado.

La cámara apoya en buena medida a la historia, en diferentes ocasiones se emplean close ups para acentuar los estados de ánimo de los personajes, otorgándoles sus correspondientes silencios que permiten transmitir al espectador el momento por el que se atraviesa, es el personaje principal el encargado de hacer avanzar la trama gracias a esta herramienta, podemos ver cómo su rostro pasa de la felicidad hasta la tristeza y el positivismo de un nuevo comienzo para el hijo, como lo hace hacia el final de la cinta.

Uno más de los elementos es la banda sonora, la cual está presente durante casi toda la cinta, y justo esta situación es probablemente la más cuestionable, pues en muchas ocasiones la música termina por volver predecibles algunas de las acciones y reacciones que posteriormente se verán a cuadro, si se hubiera limitado un poco el uso de este elemento, se hubiera podido lograr cierta sorpresa en algunas decisiones tomadas por los personajes.

Loveling, amor de madre es una cinta cuyos personajes e historia se tornan entrañables. Como se mencionó anteriormente, tiene la gran habilidad de sentirse demasiado cercana a la gente promedio de Latinoamérica, en donde las madres juegan siempre el rol de unión en la familia y en donde cada uno de sus miembros tiene un lugar especial. Sin duda una cinta que refleja mucho de nuestra concepción de la familia y de cómo los obstáculos siempre son superados cuando hay un poco (o mucho) amor.

Loveling, amor de madre, Gustavo Pizzi, Brasil-Uruguay, 2018, 98 mins. Con: Karine Teles, Otavio Müller, Konstantinos Sarris, et. al. 

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