martes, 17 de julio de 2018

Caniba. Cuando la pretensión se come a la historia.

Por: Manuel Hernández-Samperio.

El canibalismo es una actividad desarrollada desde hace cientos de años, sin embargo, conforme las civilizaciones se fueron "modernizando" se tuvieron que instaurar reglas en donde comerse a otro ser humano estaba prohibido. A pesar de ello, de vez en vez se generan casos en donde las personas encuentran en el sabor de la carne humana cierto gusto o hasta placer. Caniba de Véréna Paravel y Lucien Castaing-Taylor, es el testimonio de uno de estos personajes

En 1981 Issei Sagawa ra un joven japonés asentado en París. En esta ciudad, atacó, mató y se comió a una estudiante holandesa. Al ser juzgado fue declarado como enfermo mental y por esa razón consiguió ser liberado después de pagar algunos años de cárcel. Cuando volvió a Japón realizó un ánime en donde se proponía contar lo que había sucedido en ese fatídico día.

37 años después, la pareja de directores se ha propuesto investigar, a través de diferentes charlas con el japonés, qué es lo que ha pasado con su vida y cuál es su perspectiva respecto al acto que cometió en su juventud, lo cual llevará a descubrir diferentes episodios y curiosidades de su vida.

Si bien la premisa principal del documental suena como una historia que podría ser sumamente interesante, por el simple hecho de tratarse de las entrevistas a un caníbal, el trabajo final deja mucho que desear, pues poco se profundiza en alguna investigación o encontrar momentos interesantes en la vida del personaje y a cambio, se nos presenta una serie de entrevistas con una persona que poco está dispuesta a decir sobre lo que hizo en el pasado, que puede dar detalles de sus filias y sus fetiches, pero que difícilmente logra enganchar al espectador.

Vayamos al punto, durante más de la mitad de la mitad del filme se pierde el tiempo en hacer un juego entre enfocar y desenfocar la cámara mientras lo único que se ve es el rostro del personaje, quien en ocasiones está en silencio y en otras más emanando algunos sonidos guturales, al mismo tiempo el intérprete de los directores es el hermano del caníbal quien en algunas ocasiones también va confesando algunas filias.
La cinta es anunciada como una película que podría herir las susceptibilidades de la audiencia, lo cual es probablemente lo más estridente e incómodo: el primero de ellos es la explicación sobre el manga que realizó a su regreso a Japón; el segundo es una secuencia interminable en donde vemos una flagelación en los brazos de un personaje. Sin embargo, a pesar del uso de estos elementos efectistas no es suficiente para convertir esta historia en algo interesante.

Otro elemento que entorpece la narración del filme es la presencia del entrevistador, en este caso, el hermano, el cual demuestra su poco oficio para llevar la línea de la entrevista y va haciendo juicios de valor, juzgando las actitudes de su hermano lo cual al mismo tiempo limita la posibilidad de conocer un poco más sobre la vida y las opiniones, porque provoca que Sagawa comience a encerrarse.

Caniba es una cinta que desperdicia la oportunidad de obtener una historia profunda y muy relevante a través de un personaje que además de ser caníbal y haber realizado un manga, fue actor porno y, muy irónicamente, crítico de restaurantes, al contrario de ello, lo único que hace es hundir al espectador en planos que podo aportan, con una narración accidentada, cortada y buscando que sean las imágenes de sangre y violencia las que "incomoden" al espectador. Una cinta cuya información se podía contar en un cortometraje.

Caniba, Véréna Paravel, Lucien Castaing-Taylor, Francia, 90 mins. Con: Issei Sagawa, Jun Sagawa, Satomi Yoko, et. al.


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