Por: Manuel Hernández-Samperio.
La relación entre la política y el poder suele esconder
muchos secretos entre quienes los ejercen. Este tipo de situaciones se hacen de
mayor trascendencia cuando sehabla de política internacional, en donde la
imagen que se da puede tener repercusión en todo el mundo y en la propia
historia. La Cordillera de Santiago Mitre, nos plantea una historia en donde se
nos muestra la relación que puede llegar a tener el ejercicio del poder, la
forma de obtenerlo y la política internacional.
En el contexto de una cumbre latinoamericana en el que se
discutirá la creación de una empresa petrolera con la participación de los
países de la región, al presidente argentino parece avecinársele una situación
que podría poner en riesgo no sólo su participación en la cumbre sino su mismo
puesto como mandatario de su nación, pues gracias al exesposo de su hija podría
verse envuelto en un caso de corrupción.
El reto de dicho presidente será contener las amenazas de
sacar a la luz el caso de corrupción, al mismo tiempo que deberá negociar con
sus colegas de forma que pueda obtener el mejor trato para su país, mientras la
sombra de Estados Unidos comienza a aparecer sobre la convención.
Santiago Mitre se ha caracterizado por hacer en sus
películas cierta crítica a las formas en que se
ejerce el poder, mientras en su
primer largometraje (El estudiante, 2011) criticaba a los grupos radicales
universitarios, en La patota (2015) hablaba de la corrupción en la forma de
ejercer justicia. En esta ocasión se mete en la alta política para presentarnos
dos historias diferentes, por un lado el caso de corrupción en su país, y por
el otro la forma de negociar a nivel internacional y el yuga (constante) de
Estados Unidos.
El filme tiene una narrativa fluida que atrapa fácilmente al
espectador, no pierde el tiempo en profundizar en detalles sobre el caso de la
hija, lo cual empleará más adelante para ir desenvolviendo esa historia
conforme avanza la trama, por su lado, en el caso de la cumbre va sin
miramientos, exponiendo diferentes posturas políticas (muy apegadas a la
realidad) y señalando sutilmente de dónde cojea cada una.
El guión, afloja un poco cuando incluye un cuadro de
psicosis por parte de la hija, punto en donde por
algunos momentos comienza a
desviarse más de lo debido, remontándose a un episodio, que si bien revela
parte de la verdadera forma de ser del presidente, también tropieza en detalles
que poco ayudan al avance de la trama principal. Es de resaltar que la misma
historia sabe cuándo salir de esta subtrama para no desviar la atención del
tema principal.
La película cuenta con buenas actuaciones, Ricardo Darín
demuestra, una vez más, que puede llevar el peso de la historia, en esta
ocasión dándole vida a un presidente del que, en apariencia, no se puede
esperar gran cosa de él por ser lo más cercano a un hombre común, reflejando para
ello gran sobriedad en su interpretación. Por su lado Dolores Fonzi, quien
funge como la hija del presidente
, también tiene una participación interesante,
como la hija que padece, psicológica y físicamente, los estragos de la presión
que cae sobre el padre, el resto del reparto se apoya en actores cuya calidad
ha sido probada y que no desmerecen en esta ocasión.
La fotografía es un elemento que ayuda en la creación de los
ambientes que ayuda acentuar los diferentes momentos psicológicos, de estrés y
hasta soledad, por los que atraviesa el personaje principal, pero a la vez
ayuda a realzar los diferentes escenarios en que se cuenta la historia, tanto
naturales como la ambientación (también bien lograda) en que se asienta la
historia.
La cordillera es una cinta que no sólo muestra la evolución de Santiago Mitre como director, también sabe meterse y meter al espectador de forma sutil en temáticas que aquejan a Latinoamérica desde hace ya muchos años, invitando a la reflexión sobre la forma en que se hace política en distintos niveles, no sorprende que aparezca cuando diferentes líderes de la región se han visto inmiscuidos en los escándalos provocados por Odebrecht.
La cordillera, Santiago Mitre, Argentina-España-Francia, 2017, 114 min. Con: Ricardo Darín, Dolores Fonzi, Daniel Giménez Cacho, et. al.
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