Por: Manuel Hernández-Samperio.
En
años recientes el futbol se ha convertido en nota por diferentes
destellos de violencia, tanto por actitudes racistas, como por los
disturbios ocasionados por los seguidores de diferentes equipos, o en
casos mundialistas, de diferentes países. Alrededor
de él han aparecido diferentes hipótesis que en donde se lo equipara a
un campo de batalla en donde dos diferentes ejércitos se enfrentan, y
bien se puede decir que en muchas ocasiones lo que sucede en la cancha
no es más que el reflejo de la situación social que rodea a los equipos.
Pureza eterna retoma la historia del club israelí Beitar Jerusalem F.C., el cual es uno de los equipos que ha mantenido la tradición de nunca contratar jugadores que tengan un origen antagonista al de la religión judía. Sin
embargo, tras una gira organizada por el entonces presidente del club
en donde jugaron en Chechenia se dio la contratación de dos jugadores de
origen musulmán.
La decisión no caerá bien en los aficionados, lo cual desencadenará una ola de protestas que, como ya se dijo, se verá reflejado en la cancha.
El documental, dirigido por Maya Zinshtein
es un trabajo que nos muestra una cara muy poco agradable de las
pasiones que desata el futbol, y que viene a ser el retrato de una
sociedad que ha decidido (re)establecerse en una zona geográfica en donde los problemas y las hostilidades, gracias a las religiones, son una constante (Medio Oriente). Esta situación y la "tradición" del equipo de mantenerse ajeno a incluir en sus filas a integrantes de religiones antagonistas, se
harán patentes y se reflejarán en el racismo, que irónicamente, le
propinarán los judíos a los jugadores de su propio equipo.
Lo reflejado en la cinta es, sin duda alguna, una de las peores condiciones que es capaz de mostrar el ser humano, en una actividad que, vista desde un punto crítico, es un simple juego, en donde dicho sea de paso, lo único que está en juego es un campeonato. Como
experimento social, los resultados no son muy alentadores, es evidente
que el ser humano se encuentra muy cerca de esa línea de intolerancia en
donde es más fácil juzgar y rechazar lo diferente que intentar
entenderlo.
En el
aspecto técnico, el documental se apoya de imágenes provenientes de la
televisión que ayudan a contextualizar los partidos del equipo y lo que
sucede en ellos, pero además tuvieron el tino de llevar una cámara
propia tanto al estadio como a diferentes lugares y concentraciones, en
donde se devela la interacción diaria que hay en el equipo y que ilustra
de manera más profunda cómo van siendo las crisis que atraviesan.
Las entrevistas con los jugadores revelan sus opiniones respecto a lo sucedido, así, conocemos diferentes puntos de vista, algunas que chocan entre sí, otras que apoyan la llegada de los nuevos jugadores, etc.
Pureza
eterna es una película que pone como punto central al racismo, ese ente
que ya ha sido señalado en diferentes ocasiones, y que aqueja no sólo a
un deporte tan popular como el futbol, sino que éste es sólo un reflejo
de la condición en la que se encuentran las sociedades en la actualidad. Al llevarlo como temática central, invita, totalmente a la reflexión sobre cómo se trata (o tratamos) a quienes son diferentes.
Pureza eterna, Maya Zinshtein, Israel-Reino Unido-Irlanda-Noruega, 2016, 85 min.
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