Por: Manuel Hernández-Samperio.
Entre las consecuencias "positivas" del calentamiento global, se encuentra el reconocimiento de la afectación a los diferentes ecosistemas y con ello diferentes iniciativas para la conservación y de ser posible la restauración de los mismos. En México, el bosque de niebla solía ser el ecosistema con mayor extensión a lo largo del país y sin embargo, actividades indiscriminadas como la tala lo han convertido en uno de los más amenazados. Bosque de niebla, dirigido por Mónica Álvarez Franco nos lleva a reflexionar al respecto.
Sumergiéndonos
en una comunidad en el estado de Veracruz, la directora nos invita a
conocer las actividades que realizan, en primer lugar para la toma de conciencia sobre el problema que enfrentan
y posteriormente para diseñar y enseñar a futuras generaciones una
forma de vida en la que su presencia en dicho lugar genere el menor
impacto posible en el ambiente y a la vez se vuelva sustentable.
MIRA LA ENTREVISTA CON LA DIRECTORA
Siguiendo un estilo en donde la directora se propone intervenir lo menos posible entre la cámara y la realidad que está retratando, encontramos que desde un inicio se nos dan, excepto por los textos del inicio, pocas
explicaciones sobre la vida en el lugar, es conforme vamos conociendo a
los habitantes dentro de sus actividades cotidianas que podemos inferir la problemática
a la que están haciendo frente y la manera en que su forma de ver la
vida ha ido cambiando con respecto a generaciones anteriores.
De esta forma nos volvemos testigos de la deforestación de la que ha sido víctima el bosque cuando es comparado con la población de arboles que tenía en otros momentos. Pero también encontramos la forma en que los jóvenes son educados y más aún, se les crea consciencia para que en un futuro no caigan de nuevo en acciones que perjudiquen el entorno.


Bosque de niebla, Mónica Álvarez Franco, México, 2017, 87 min.
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