martes, 28 de marzo de 2017

No soy tu negro. Breve revisión a la oscura historia estadounidense.

Por: Manuel Hernández-Samperio.

Desde el nacimiento de Estados Unidos como nación, el racismo, como conducta normalizada dentro de la sociedad los ha acompañado. La característica de que la mayoría de su población se agrupaba en el denominado grupo de los "WASP" (Blancos, anglosajones y protestantes) les ha llevado a refrendar la idea de que su superioridad les da el poder de controlar a quienes son diferentes, en un principio a través de la esclavitud, lo cual detonó una guerra civil; posteriormente, las legislaciones estatales tenían suficientes candados que permitían el sometimiento de quienes no fueran blancos.

Esa historia ha ido acompañada de manifestaciones que ha encontrado en la comunidad afroamericana a personajes que han intentado cambiar sus leyes y lograr que su sociedad sea un poco más justa. No soy tu negro nos lleva a un momento específico en el que bien podría calificarse como una página oscura para esta comunidad y desde ahí nos plantea la hipótesis de Raoul Peck, director de la cinta.

La década de los 60, que terminó siendo sumamente convulsa para el mundo lo fue también para la comunidad afroamericana, pues la aparición de tres personajes pusieron de nuevo el tema de sus derechos a discusión: Medgar Evers, Malcolm X y Matin Luther King Jr., quienes a su vez fueron asesinados. Estos sucesos hicieron eco en James Baldwin, un escritor y activista que decidió tomar la bandera y seguir en la lucha por el reconocimiento de su comunidad.  

Es de los escritos de Baldwin que No soy tu negro parte para hacer una reflexión respecto al racismo que ha acompañado a la sociedad estadounidense de forma permanente, no sólo contextualizándonos en la época que motivó los escritos, sino que va más allá (mucho más) y lleva la situación hasta nuestros días, para demostrarnos que, a pesar de haber tenido ya un presidente de ascendencia negra y de las supuestas libertades que el paso del tiempo ha otorgado a las personas, las cosas no soy muy diferentes a lo que la constante de sus historia podría marcar. 

El documental tiene a su favor el uso de las entrevistas otorgadas por Baldwin a la televisión, que ilustran y muestran la tesis central del filme, haciéndolo avanzar y dejando en claro el modo de pensar de una parte de la sociedad que siempre se ha sentida ajena de aquellos que los discriminan u omiten sus derechos. El resto del filme se complementa con la narración de Samuel L. Jackson, quien con un guión sacado de los textos del propio Baldwin termina de contextualizar las diferentes situaciones, en este aspecto, hay que decir que la voz de Jackson, aunque bien dirigida, por momentos llega a ser monótona, desembocando en que la trama central de la cinta se vuelva un poco difícil de seguir, o pesada, para el espectador. 

Otro de los puntos a destacar es el montaje realizado, pues como ya hemos mencionado, Raoul Peck, director de la cinta tuvo el acierto de tomar ciertos momentos históricos y compararlos con los tiempos actuales y sabe combinar, a cuadro, los datos
e imágenes de momentos relevantes, con sucesos recientes en donde desafortunadamente las cosas siguen siendo muy similares; complementa esta característica el empleo de material de diferentes películas que ilustran (en "ficción") la forma de ver de esa parte de la sociedad que se siente superior. 
No soy tu negro es un documental que pone el dedo en la llaga en el problema más antaño que ha enfrentado Estados Unidos como nación: el racismo, y en este caso en el racismo del que son víctimas los afroamericanos (ya que como sabemos, no son la única minoría que lo padece); el documental es una invitación a sumergirnos, de manera reflexiva en la historia de ese país, pues aunque doloroso, es algo que siempre los ha acompañado; aún con el detalle de llegar a ser un poco monótono debido a la narración, el contenido de la cinta es de gran valor para (ojalá) comenzar a pensar y cambiar esta situación.
No soy tu negro, Raoul Peck, Estados Unidos-Francia-Bélgica-Suiza, 2016, 93 min.

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