viernes, 10 de febrero de 2017

Una de cal por todas las de arena. Enemigo de todos.

Por: Manuel Hernández-Samperio.

El género cinematográfico estadounidense por excelencia es el western, sin embargo, después del boom que experimentó hace muchos años han sido contados los filmes que han logrado tener cierta relevancia, de los últimos años podemos mencionar los trabajos de Quentin Tarantino (Django y Los 8 más odiados) o a los hermanos Cohen (Valor de ley), los cuales lograron llamar la atención de la crítica. Enemigo de todos es una de esas cintas que llegan haciendo poco ruido, pero que llaman la atención por la trama que proponen.

En el estado de Texas un par de hermanos Tanner (Ben Foster) y Toby (Chris Pine) intentarán salvar la granja que han heredado de su madre, para lograrlo necesitan reunir dinero y pagarlo al banco. Su situación de padre divorciado de uno y de ex-presidiario recién salido de la cárcel del otro, les impide contar con él. 

Sin embargo, la esperanza siempre es lo último que muere y para lograr su cometido formulan un plan: asaltar al banco. Pero... no siempre los planes terminan como uno quisiera.

La cinta, dirigida por David Mackenzie, nos cuenta una historia, que empieza por definir de muy buena forma a cada uno de sus personajes y con lo cual se sale del estereotipo y las convenciones de su género y para meternos en una historia donde los malos al final no son tan malos y en donde el sheriff tampoco encarna al héroe pulcro y sin vicios que normalmente se puede esperar de estas cintas. Por el contrario, los tres personajes sobre los que gira la trama están llenos de matices, y están seguros y son congruentes con sus acciones y los motivos que los llevaron a ellas. 

El guión, que nos propone una serie de robos bancarios (cada uno es muy pequeño para contar con todo el dinero necesario para saldar la deuda) tiene en ello su originalidad, además de construir a un agente d policía que termina por robarse la historia, no por ser el salvador, sino por su forma de ser en donde el humor y la ironía esátn perfectamente amalgamadas por la interpretación de Jeff Bridges. 
Las actuaciones del resto del reparto están bien realizadas, logrando que cada uno de los personajes complemente al otro, como ejemplo tenemos al los hermanos, que en comportamiento son contrastantes, y al serlo se definen y le dan verosimilitud a cada una de las acciones que realizan y las decisiones que toman. 

La película tiene además buen ritmo, alcanzado por una buena edición y un buen manejo del lenguaje cinematográfico, no le urge demostrarnos o llevarnos a los momentos de acción (el momento cumbre, por cierto se vuelve emocionante) y se puede gastar buen tiempo en la espera de los ladrones que no llegarán. El uso de la luz y de ls escenografías son otros elementos que aportan a la trama, poniéndonos en las inhóspitas tierras en donde difícilmente sucede algo, creando la monotonía que la persecución romperá. 

Enemigo de todos es una cinta con buenos elementos que la hacen interesante, si bien el único detalle puede ser que algunas conversaciones alargan innecesariamente las acciones, también es cierto que en todo momento se siente llena de verosimilitud y realidad, asaltar el banco que los ha estado ahorcando durante todo ese tiempo, podría resultar, a final de cuentas, una idea nada descabellada. Mención aparte del humor del sheriff, un héroe-antihéroe que siempre se agradece.

Enemigo de todos, David Mackenzie, E.U.A., 2016, 102 min. Con: Chris pine, Ben Foster, Jeff Bridges, et. al. 

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