viernes, 30 de diciembre de 2016

La vida es grande. Retrato realista de los "sinfuturo"

Por: ManuelHernández-Samperio.

A últimas fechas el cine francés ha reflejado uno de los temas sociales que más auge ha recobrado no sólo en Europa, sino en el mundo entero: la migración; en sus cintas nos ha dejado ver que en la transformación de sus ciudades hacia el cosmopolitismo se ha generado un caldo de cultivo del que pueden salir diferentes historias, la más reciente que habíamos reseñado es Fátima, migrante árabe que enfrenta la vida con sus hijas. En esta ocasión regresamos a tierras parisinas de la mano de Mathieu Vadepied y su cinta La vida es grande.

Adama (Belamine Guirassy) es un migrante africano, una ley en contra de la poligamia ha provocado que sus padres se hayan separado, por lo cual vive con su madre en un barrio peligroso al norte de París. Su situación económica es poco favorable y en la escuela las cosas no son mejores. Amenazado con ser expulsado de no mejorar las calificaciones, se le agrega que sus carencias económicas le obligan a conseguir un trabajo y aportar, con lo que pueda, a la economía de su hogar.

Un día, por azares del destino su amigo Mamadou (Ali Bidanessy) encuentra una tablilla de droga, al consultarlo con él deciden que venderán el producto para ganar algo de dinero, esto los enfrentará con el dealer local quien busca mantener su territorio alejado de intrusos, situación que los llevará por un camino que muy probablemente ya no tenga marcha atrás.

Esta cinta nos presenta otra de las caras a las que se enfrentan los migrantes cuando tienen que buscar una vida lejos de sus lugares de origen, si bien la historia está situada en París, el tema logra ser universal por lo cual es posible sentir una cercanía con él, pues se habla de violencia e inseguridad, situación que es el día a día de Adama, no sólo en el barrio, sino también en la escuela, y ante este contexto se asoma el mundo de las drogas, al cual su hermano mayor ya ha pertenecido, razón que lo tiene exiliado.

En este planteamiento que encuentra en la sociedad a uno de sus principales personajes, se erige un cuestionamiento hacia el futuro (o ausencia de él) que enfrentan los migrantes, quienes han salido de sus países por la falta de oportunidades y se encuentran con sociedades en donde aparentemente lo único que les queda es estar marginados y buscar "salidas" que les permitan sobrevivir.

La situación con el guión es que provoca que toda la trama se suceda demasiado rápido, de un momento a otro los personajes ya están inmiscuidos en el negocio de las drogas y del mismo modo llega el desenlace, dejando poco tiempo para el desarrollo de un guion que bien podía haber profundizado y dar más momentos de suspenso o puntos álgidos en donde se hubiera manejado un clímax mucho más apabullante.

Más allá de eso, están las actuaciones de ambos personajes principales (Adama y Mamadou) que son destacables, en varias ocasiones se muestran con gran naturalidad ante las situaciones que enfrentan, desde momentos de recreación y baile hasta ser amenazados con una pistola. El resto del reparto también hace un buen trabajo, aunque sus papeles incidentales no les permiten ni exigen mucho. 
Otro punto a mencionar es el manejo de la cámara, la cual en buena parte de la historia se encuentra en movimiento, aportando con esto la sensacion de que se filma algo de la vida real, dándole, en consecuencia, una mayor verosimilitud a las situaciones por las que atraviesan los personajes. La fotografía es buena, tiene algunos momentos en donde se le exigen tomas de noche y responde bien a estos requerimientos y en su mayoría acompaña a la historia principal.

La vida es grande es sin duda una reflexión al tejido social, aún situada en Francia, la temática no nos es ajena, mucho menos después de la experiencia que en años recientes hemos tenido con temas como el narcotráfico o el aumento en flujos migratorios, tanto exportando como recibiendo gente. Si bien la trama se enfrenta al problema de ser resuelto muy pronto, lo que pesa de la cinta es la reflexión a la que invita al presentarnos a un par de niños que podrían no tener un futuro cierto.

La vida es grande, Mathieu Vadepied, Francia, 2015, 89 min. Con: Belamine Guirassy, Ali Bidanessy, Guillaume guilaux, et. al. 

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