jueves, 17 de noviembre de 2016

Graduación. "Al final hice lo que es correcto"

Por: Manuel Hernández-Samperio.

El desarrollo económico ha sido desigual en cada uno de los países, incluso en las sociedades europeas se observan diferencias entre los países occidentales y los que se encuentran al este del territorio. Junto a los retrasos económicos vienen de otro tipo que se reflejan en las formas de reaccionar de la sociedadeducación, seguridad, vivienda, salud, por mencionar algunos. Desde este plano de la realidad, Cristian Mungiu, director de Graduación, hace una reflexión sobre estas problemáticas en Rumania y del "compromiso" que los padres pueden sentir por sacar a sus hijos adelante, a pesar del contexto en que se desenvuelven y sin importar lo que tengan que hacer.

Romeo es un doctor que a lo largo de los años ha resaltado por su buena conducta, es jefe de una familia que comienza a resquebrajarse, en donde la relación con su esposa ha dejado de ser cercana y su hija Eliza se ha vuelto su principal motor de atención. Eliza se encuentra próxima a terminar sus estudios de preparatoria y para continuar con sus estudios ha conseguido una beca para estudiar en Inglaterra, lo único que debe hacer es salir bien en sus exámenes finales.

Lo que parece un futuro estable se verá complicado cuando una noche antes al inicio de los exámenes sea objeto de un asalto que raya en una violación; el shock que esto implica y la presencia de su novia la llevarán a replantearse la idea de estudiar en el extranjero o quedarse a pesar de su padre.


Con un estilo en donde la realidad es lo principal, tal como lo ha demostrado en sus anteriores trabajos, Mungiu nos propone una historia en donde la corrupción y las mentiras se van convirtiendo en el actor principal de la trama. De esta forma tenemos que lo más importante, en un estilo maquiavélico, es la consecución de los fines, sin importar la manera de lograrlos.

Siguiendo a esta premisa tenemos a unos personajes que van evolucionando de acuerdo a las necesidades que van cruzando; tenemos que a Romeo, el doctor de conducta intachable le irán apareciendo diferentes posibilidades de lograr su máximo objetivo y no las dejará, mientras su hija, a "quien siempre le han enseñado ha hacer lo mejor" tendrá un enfrentamiento existencial, no sólo por los tratos de su padre, sino por la aparición de su novio, quien no está dispuesto a dejarla ir.

El estilo empleado abusa de los planos secuencia como recurso narrativo, es cierto que tienen el efecto de imprimirle cierto realismo a cada una de las escenas, pero hay momentos en los que esos planos están recortados dejando esa idea inconclusa o en donde simplemente se sienten como innecesarios. Dicho sea de paso, el director, en diferentes ocasiones se detiene a imprimir demasiadas acciones de la cotidianidad que van alargando la historia y que difícilmente aportan a la trama.

Las actuaciones son un punto en favor de la cinta, pues cada una aporta de acuerdo a lo necesario en la historia, incluyendo los puntos en donde el suspenso comienza a incrementarse, pues acompañado de la cámara que se va moviendo tras los personajes logran darle un buen punto climático.

Graduación es una cinta cuya historia es en todo momento realista, escenas y reacciones obedecen a los estímulos que la vida misma le va dando. En ese aspecto podemos decir que es el pan de cada día, no sólo en la sociedad rumana, sino en muchos otros lugares en donde los valores son constantemente corrompidos con el final de alcanzar las metas individuales; a pesar de sus tropiezos en la forma de contarse será un relato que resulta familiar aún estando a miles de kilómetros del pueblo donde se desarrolla la trama. 

Graduación, Cristian Mungiu, Rumania-Francia-Bélgica, 2016, 128 min. Con: Adrian Titieni, Maria Dragu, Lia Bugnar, et. al. 


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