Por: Manuel Hernández-Samperio.
En los ultimos años la palabra terrorismo se ha convertido en un estigma en el mundo occidental, apuntando frecuentemente hacia Medio Oriente como el autor de acciones que han cobrado la vida de miles de personas. Lo que es cierto es que los fundamentalismos siempre son dañinos para la convivencia humana, sin importar si están basados en religiones, intereses políticos o económicos. También queda en duda si quienes realizan estos actos los hacen movidos por sus creencias o hay detrás de ellos alguna mano moviendo hilos invisibles en busca de poner el mundo de cabeza. Atentado en París es una propuesta que ha provocado polémica por su desafortunada coincidencia con los sucesos ocurridos en ese país pero que merece la pena ser analizada.
Michael Masson (Richard Madden) es un estadounidense que vive en París, en ese lugar consigue su dinero robando carteras, manteniendo un bajo perfil, sin embargo, tras uno más de sus robos es señalado como el autor de un atentado provocado por una bomba que acabó con la vida de cuatro personas en la víspera del Día de la Bastilla. El ambiente en Francia no es el mejor pues este suceso se da en medio de diferentes protestas por parte de los grupos de izquierda quienes motivados por un movimiento salido de las redes sociales buscarán derrocar al gobierno.
Más aún, aparece la CIA, quienes desde hace algún tiempo están realizando investigaciones motivados por sospechas con respecto a un atentado mayor, razón por la cual irán tras el carterista de quien esperan obtener información, la búsqueda la realizará el agente Sean Briar (Idris Elba), quien a su vez entenderá que las cosas van más allá de lo que habían imaginado y buscará resolver los problemas antes de que se salgan de control.
La cinta dirigida por James Watkins nos presenta una historia que podríamos dividir en dos momentos, el primero de ellos abarca el planteamiento de la situación y los personajes, el segundo se va por el camino de la resolución del problema. Aunque la gran mayoría de las historias tienen esta estructura, nos atrevemos a hacer esta diferencia porque dentro del filme es fácil encontrar dos estilos distintos de presentar la trama.
Dentro de la primera parte encontramos un trabajo que experimenta con el género de acción que se vale de recursos como la cámara en mano, tomas subjetivas y buenos movimientos para adentrarnos en las persecuciones y en los momentos de mayor tensión. Complementan estos rasgos ciertos elementos como que los personajes hablan diferentes idiomas de acuerdo a su nacionalidad o que en cada persecuición quienes corren chocan con la gente, lo cual le aumenta la verosimilitud a cada una de las situaciones.
En la segunda parte todos los elementos de los que había hecho gala van quedando de lado para dar paso a las herramientas típicas del cine de acción hollywoodense en donde encontramos un héroe a prueba de balas y donde cualquier cosa es pretexto para lanzar golpes o balas, para cerrar con la noticia de que una vez más, Estados Unidos se erige como salvador del mundo ya que los demás Estados son incapaces de mantener el control den su población.
Ahora bien, ya señalados estos puntos tenemos que el guión hace una propuesta interesante al meterse en las diferentes redes de corrupción que va entretejiendo, haciendo acaso una sugerencia de la forma en que se manejan los gobiernos y las cúpulas de poder, pero va más allá, deja entrever que quizá (como se ha sospechado con el caso de las torres gemelas) los pueblos de Medio Oriente han sido un buen chivo expiatorio para gobiernos como el estadounidense para justificar otro tipo de medidas y usar la fuerza.
Por otra parte se encuentra la inclusión de las redes sociales para generear un levantamiento social, la cual en el México en que nos encontramos se antoja poco creíble, la práctica en nuestro país ha hecho ver que el activismo y la fuerza que toman los movimientos sociales a través de la red dista mucho de desembocar en una revolución como lo fue en el caso de los países árabesm por poner sólo un ejemplo. Por esta razón el hecho de que se mueva a las consciencias desde una computadora dentro de la película viene a causar ciertas dudas, ya que parece que todo se acomoda (a veces de manera forzada) para que la historia siga avanzando. De esta forma van apareciendo algunas vueltas de tuerca que sugerirán que en la cinta puede haber un atentado mucho mayor, una revolución y hasta un robo millonario.
Atentado en París es una cinta con mucha acción, por momentos demasiada, que en un principio está bien manejada, pero conforme van apareciendo más personajes comienza a perderse para terminar resolviéndose con clichés. Tiene el gran acierto de poner en duda la legitimidad o credibilidad de los gobiernos de países poderosos, sin embargo, lo hace desde una óptica demasiado estadounidense que peca por no ser autocrítica. Cumple con la cuota de aventuras necesarias para fugarse de la realidad por unas horas.
Atentado en París, James Watkins, Francia-Estados Unidos, 2016, 92 misn. Con: Charlotte LeBon, Idris Elba, Richard Madden, et. al.
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