domingo, 24 de julio de 2016

Jackson Heights, un caldo de cultivo para la convivencia.


Por: Manuel Hernández-Samperio


La migración de la gente no sólo se da en el plano físico, no es sólo el cuerpo el que cambia de lugar, con cada migrante viajan costumbres, creencias, hábitos culturales de los cuales muy difícilmente podrá desprenderse. En Jackson Heights es una cinta que nos habla de migración, desde el punto de lo que sucede con toda la gente que llega a un lugar diferente, en donde tendrá que convivir con muchas personas distintas a él y en un país con costumbres distintas a las que conoce.

Jackson Heights es un barrio ubicado en Queens, Nueva York. A él históricamente han llegado diferentes movimientos migratorios en busca de oportunidades de trabajo. En la actualidad el lugar ha recibido migrantes de casi todos los lugares mundo, desde los latinos hasta las culturas de oriente y medio oriente, contando también a los europeos. Esta efervescencia ha provocado una mezcla de culturas, lenguas, personas en un mismo lugar.

Sin embargo, cada una de las comunidades enfrenta diferentes problemas, la discriminación y la explotación se encuentran entre ellos, cada una de esas comunidades busca soluciones al mismo tiempo que tienen que convivir día a día con todos los demás.

Este documental de Frederick Wiseman retoma la vida en un barrio en donde el cambio y el movimiento es una constante de todos los días. En un trabajo extenso y tomando como referencia diferente grupos pertenecientes a las denominadas "minorías", sumerge al espectador en sus diferentes problemáticas. De esta forma tenemos a los latinos que comparten sus problemas para llegar hasta ahí, comerciantes que se sienten víctimas de una jugada que busca dejarlos sin negocio, la comunidad LGBTTI víctima constante de discriminación o la gente de Medio Oriente que lucha porque su idioma.


La película tiene buen ritmo, y su estructura es clara: presenta una historia o situación de manera extensa y la entrelaza con la siguiente a través de diferentes aspectos que muestran cómo es la vida en el lugar. No hay un narrador, la cámara se sumerge como cómplice o testigo solitario de las organizaciones o las formas de interactuar de cada grupo.

Si bien es una película incluyente también puede señalarse que no se nota un hilo conductor, o como es costumbre en el género documental, se retome una problemática en específico, de esta forma se tiene un espectro muy amplio, que al final no termina de plantearse por completo y por ende deja la sensación de que se están viendo diversas historias a medias, es decir, retoma tantas problemáticas que no profundiza en ellas.

En adición a ello, el documental por momentos se vuelve muy repetitivo, si bien refleja a los latinos, constantemente se centra sólo en los colombianos y su pasión por el futbol, sucede algo parecido con los homosexuales y su lucha por la equidad, o en el caso de unos comerciantes en un proceso que durante el rodaje no se resolvió dejando la duda en el espectador.

La música es una constante en el trabajo, por momentos ilustra, pero en su mayoría acompaña las acciones, reflejando a la vez esa diversidad existente dentro del lugar, por momentos se escucha música oriental, ranchera, salsa y demás ritmos caribeños.

En Jackson Heights es un documental que puede verse desde dos ópticas, realiza un buen trabajo al presentarnos la forma de vida y de interacción de diversos grupos que tienen costumbre y formas de pensar muy diferentes, por el otro, en contraste, nunca logra centrarse en una sola historia, dejando en el aire un montón de cabos sueltos, podrá justificarse diciendo que la interacción de los grupos representa la problemática o historia en sí, sin embargo, cuando si se lo mira como un todo a lo largo de la cinta se presentaron suficientes problemáticas, para sostener que no se concluye ninguna.

En Jackson Heights, Frederick Wiseman, Estados Unidos, 2015, 190 mins.


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