Por: Manuel Hernández.
Las técnicas de dirección cinematográfica en Irán se han visto modificadas en buena medida por las leyes que rigen al país, lo cual complica en muchas ocasiones el tratamiento de algunas temáticas y por ende la distribución de las mismas, de la exhibición ni hablar.
Filmar en un taxi no es una idea nueva, baste como ejemplo, muy cercano, Relatos Iraníes (Rakhshan Bani-E'temad, 2015), que se presentó en año pasado en México, cinta que arrancaba justamente en una situación similar. Ante la máxima de "si la idea no es nueva" lo que se vuelve imperativo para que una película funcione es la originalidad en lo que se cuenta y en eso es donde radica lo especial de Taxi Teherán.
El filme en cuestión es producto de la experiencia y vida de Jafar Panahi, director que ha sido perseguido por los contenidos de sus anteriores trabajos y a pesar de eso ha seguido produciendo, Esto no es una película, su anterior largometraje fue realizado durante el arresto domiciliario del que fue objeto. Con esto de contexto podemos imaginarnos que aquello que sucederá dentro del automóvil no será un cuento de hadas.
Nos encontramos ante una docuficción que revela, en una serie de cinco o seis encuentros (o viajes) buena parte de la situación actual de la sociedad iraní: el machismo cotidiano y el lugar secundario que ocupa el género femenino tanto en lo social como en lo legal y la aceptación (casi sin cuestionar) de esta situación por parte de las mujeres; la educación permeada de buenas dosis de religión (islamismo), las cosmovisiones místico-mágicas y hasta las prohibiciones de las que el director ha sido víctima.
La restricción que tiene de filmar y la idea de que todo ha sido de manera ilegal, no determinan que el contenido de la película caiga en lo tedioso y/o predecible, por el contrario el director, quien funge como chofer del taxi sabe llevar con buen ritmo cada uno de los encuentros, dándole suficiente tiempo para plantear su punto de vista sobre algún tema y acompañarlo de dosis de sarcasmo, los cuáles ayudan a evidenciar o potenciar cada una de las críticas que se le hacen al sistema en donde viven.
La restricción que tiene de filmar y la idea de que todo ha sido de manera ilegal, no determinan que el contenido de la película caiga en lo tedioso y/o predecible, por el contrario el director, quien funge como chofer del taxi sabe llevar con buen ritmo cada uno de los encuentros, dándole suficiente tiempo para plantear su punto de vista sobre algún tema y acompañarlo de dosis de sarcasmo, los cuáles ayudan a evidenciar o potenciar cada una de las críticas que se le hacen al sistema en donde viven.
Los planos están limitados por el espacio en donde se desarrolla la acción, lo cual provoca también algunos pequeños saltos en la edición que no pasan desapercibidos, estos problemas son resueltos de manera creativa: una cámara extra que porta un personaje o algunos paneos circulares son ejemplo de ello.
El final es resuelto de una forma muy interesante, envuelve magistralmente la denuncia que ha sido toda la cinta, refleja sin pensarlo dos veces la persecución de la cual ha sido víctima por el hecho de expresar a su manera (recordemos que todo el cine es subjetivo) la situación vivida en su sociedad, nos queda claro que por ley está prohibido el realismo sórdido.
El final es resuelto de una forma muy interesante, envuelve magistralmente la denuncia que ha sido toda la cinta, refleja sin pensarlo dos veces la persecución de la cual ha sido víctima por el hecho de expresar a su manera (recordemos que todo el cine es subjetivo) la situación vivida en su sociedad, nos queda claro que por ley está prohibido el realismo sórdido.
Ejercicios cinematográficos como éste, filmados desde la clandestinidad y cargados de valentía se agradecen siempre e inspiran a seguir denunciando desigualdades e injusticias a través de las artes, Taxi Teherán es una cinta que funciona bien para reflexionar sobre las luchas que deben realizarse con respecto a la libertad de expresión, no sólo en un país con censuras explícitas, sino también en lugares en donde dicha censura actúa silenciosamente.
Taxi Teherán de Jafar Panahi, Irán, 2015, 82 min. Con Jafar Panahi.
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