Por: Manuel Hernández.
Tal como su nombre lo dice, esta película retoma un momento muchas veces contado y re-presentado año tras año en la cultura mexicana: la pasión y muerte de Cristo. Ahora bien, si es algo que todos conocen y que se ha presentado en diferentes ocasiones, ¿por qué es interesante la historia?
Presentada y explotando las características que ofrece la multipantalla, esta historia tiene su fuerza en la manera en la que es contada. Partiendo de un cuadro llamado La Maestá, el cual fue pintado por Duccio previo al renacimiento. La historia nos relata la forma en que Jesús vivió sus últimos días partiendo del domingo de Ramos y hasta su resurrección.
La trama, como tal no presenta grandes cambios, destacan algunas improvisaciones que se realizaron durante el rodaje en cuanto a diálogos, los cuales fueron obra de la creatividad de los participantes, pero esta propuesta visual va más allá.
La escenografía es sencilla, junto con la puesta en marcha de las acciones evoca a una influencia teatral innegable, buena parte de las acciones se asemejan más a una puesta en escena que a lo que nos tiene acostumbrados el cine. Siendo fiel a la pintura de la cual se ha inspirado el horizonte no está bien trazado (recordemos que la perspectiva fue una aportación del Renacimiento) lo cual complementa que la escenografía dé esa sensación estar influencia por la dramaturgia.
La manera en que es retoma es sublime, cada parte de la pantalla tiene un momento específico en el que tendrá acción, mientras esa acción se va desarrollando, llega un instante en el que se detiene para hacer referencia a la pintura y posteriormente continúa con la puesta en escena. La edición está completamente al servicio del montaje y evidencia un manejo del ritmo excepcional, mostrando coordinación en cada una de las acciones realizadas, al tiempo que un personaje sale de cuadro en una escena entra a cuadro en la siguiente, dándole no sólo dinamismo a una cámara que parece rodar la totalidad de la historia en un sólo tiro.
La ambientación y el vestuario complementan el cometido, siguen en buena medida la influencia de la pintura. La música que remata al final de la historia complementa y cierra de manera genial la trama.
Maestá, La pasión de cristo es un ejercicio cinematográfico que propone una forma distinta de ver el arte, el concepto de una pintura viviente y la manera en que es presentada terminan por darle una re-interpretación no sólo al retablo de Duccio, sino también a esa historia que tantas veces se ha contado y llevado al cine, logrando un resultado memorable.
Maestá, La pasión de cristo, de Andy Guerif, Francia, 2015, 61 min. Con: Jérôme Auger, Mathieu Bineau, Jean-Gabriel Gohaux
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