martes, 1 de marzo de 2016

De vida y muerte. Bella y Perdida.

Por: Manuel Hernández.

La conducta del ser humano ha sido hace algunos miles de años un tema que ha sido puesto en revisión y del cual se han derivado diferentes teorías para tratar de explicarlo, desde los griegos y sus conceptos de alma y materia hasta la revolución provocada por las ideas de Freud y las teorías de psicología que se han derivado en los últimos años. También el ser humano se ha preguntado sobre el comportamiento de los animales, dando como resultado conceptos como el instinto. Pero nunca nos hemos preguntado si los animales también se preguntan sobre el comportamiento del ser humano. 

Esta es una de las premisas de Bella y Perdida, aunque no es la única, la película hace una mezcla entre la historia de tres hombres, tomando como el eje que los une a un búfalo, que tendrá que convivir con ellos hasta donde el destino lo llevará. 

El viaje que emprende uno de ellos provoca que paralelamente se cuenten algunas de las creencias que tiene la sociedad italiana: aquellos que pueden hablar con los muertos o la manera en que se enfrentan a la misma muerte, no sólo de humanos, sino también la del ganado. 

Contada en tres momentos diferentes que se van entrelazando entre sí, esta película da algunos saltos en el tiempo que obligan al espectador a llenar esos intersticios con la información que poco a poco se va revelando conforme avanza la historia. En este aspecto, la narrativa es un poco difícil de seguir en un inicio,
sin embargo, poco a poco se va desenmarañando y se evidencian los elementos que la hacen interesante. La narrativa, fragmentada en ciertas ocasiones, es uno de ellos.

La fotografía tiene varios destellos que lucen, destacando no sólo el buen uso de la luz, sino que se aprovecha para darle cierta intención a lo que sucede. El vestuario aporta también a la trama, el uso de máscaras en ciertas personas y su manera de vestir hace pensar que podría estar hablando de una historia que experimenta o que incluso es futurista, (se hace pensar que la situación en la que se se encuentran es después de los estragos que ha causado la mafia). 

Los diferentes puntos de vista, es decir, narrar desde la perspectiva de distintos personajes, terminan de darle a la historia ese aire de experimentación, sin olvidar en ningún momento que el personaje que detonó todo
es un animal (esto se refuerza con la secuencia del inicio y más aún con la del final) y que se representa, hábilmente con una cámara subjetiva. La presentación de un castillo, caído en decadencia y que se resiste a morir, termina por complementar el reparto. 

Bella y perdida, puede ser un título que metaforiza a una sociedad que se debate entre manifestaciones y está rodeada de muerte y violencia, pero también se antoja como una metáfora que va más allá e ilustra el momento actual en el que se encuentra la condición humana. El aspecto filosófico, juega una parte importante en las reflexiones que trata de plantear.

Bella y perdida de Pietro Marcello, Italia, 2015, 87 min.  Con: Sergio Vitolo, Gesuino Pittalis, Elio Germano.


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