viernes, 13 de noviembre de 2015

Las vidas separadas de tres que fueron amigos. Las montañas deben partir

Por: Manuel Hernández Samperio

El cine chino se ha mantenido un poco distanciado del resto del mundo, tanto las películas que salen de ahí como las que entran (de hecho sus leyes limitan el número de producciones extranjeras que se admiten cada año). Las montañas deben partir es de las pocas películas que no sólo salieron del país, sino que fueron incluidas en festivales, uno de ellos fue la selección oficial en Cannes. 


El filme relata tres momentos en la vida de Tao, situada desde 1999 y hasta un probable futuro en el 2025. En cada uno de esos momentos algo importante sucede en su vida o a las personas que le son relativamente cercanas. En 1999 conoce y se compromete con su esposo, en 2014 muere su padre, en 2025 su hijo llega a la juventud. 

Lo relevante de la historia, que juega a favor, pero también en contra de ella es el hecho de que a este personaje lo rodean otros personajes, historias que aparecen, se detienen un poco y luego se van, por un lado es interesante ver que están ahí como pretexto o enlace para otras situaciones, por el lado contrario uno como espectador se queda con la duda de lo que sucedió con sus vidas, tal es el caso de uno de los pretendientes de Tao. 

Algunos de los elementos que se pueden mencionar son los recursos utilizados en la parte de 1999 en donde el tamaño de la pantalla cambia e incluso la calidad de la imagen revela que se filmó en un formato distinto al actual, esto para darle mayor importancia o relevancia al momento en que se está situando la historia. 

Otro elemento que sirve como conexión en todas las historias es la soledad que parece ser el único predominante en la vida de cada uno de los personajes y en la manera en que después de su separación tendrán que enfrentar la vida.

Las caracterizaciones de los personajes pueden llegar a ser criticables, sobre todo en la primera parte, en donde aunque se busca dar la intención de que los personajes tienen 25 años y a veces no se ve de esa forma (se ven más grandes) en los otros momentos lo hacen de buena forma, ya que los personajes logran verse viejos. 


Contrario a lo que pudiera pensarse al ser una historia más enfocado en los sentimientos y en las situaciones personales también se hace uso de algunos efectos especiales, los cuales si bien logran desconcertar o sorprender (en el aspecto de no esperarlo) al espectador, pareciera que no están muy bien logrados. 

La historia de la película es un poco larga, poco más de dos horas, y aún cuando tiene elementos rescatables, por momentos da la impresión de no ir a ninguna parte, si bien se pasa muy sutilmente de una historia a la otra, en su conjunto no logran definir un protagonista en concreto, ya que la batuta va cambiando conforme va avanzando, hacia el final no se resuelve gran cosa, quedando abiertas y con pocos elementos para hacer un cierre particular, cada una de las situaciones que se plantearon. Es un abuena opción si se quieren conocer algunas de las costumbres de la cultura china (año nuevo, velorios, comida), pero no va más allá. 

Las montañas deben partir (Shan he gu ren) de Jia Zhang-ke, China-Francia-Japón, 2015, 131 mins. Con: Zhao Tao, Zhang Yi, Jing Dong Liang, et. Al. 


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