Por: Manuel Hernández Samperio
Una familia rodeada de diversas emociones y con la constante presencia de la muerte en sus vidas. Dos niños crecen bajo la sombra del suicidio de su abuelo y el deterioro mental de su madre. Un día encuentran una nota de ella en donde les dice que tuvo que salir. Este pequeño detalle motiva el viaje que realizarán dos hermanos para buscarla, siguiendo algunas pistas de su pasado.
Una familia rodeada de diversas emociones y con la constante presencia de la muerte en sus vidas. Dos niños crecen bajo la sombra del suicidio de su abuelo y el deterioro mental de su madre. Un día encuentran una nota de ella en donde les dice que tuvo que salir. Este pequeño detalle motiva el viaje que realizarán dos hermanos para buscarla, siguiendo algunas pistas de su pasado.
Esta road movie se filma y desarrolla en el estado de
Sonora, pero podría situarse en cualquier lugar, el jugo se encuentra en la
historia y en las relaciones que se van desenmarañando conforme avanza la trama.
Los puntos de tensión más allá de buscar provocar nervios o suspenso en el
espectador, lo hace apelando a lo afectivo, con tomas largas para que uno pueda
tratar de inmiscuirse en los pensamientos y sentimientos de cada uno de los personajes
y haciendo conjeturas sobre lo que podría venir.
La fotografía es buena, cuidada, con algunos elementos que
buscan apoyar la creación de atmósferas reforzando la soledad y estados de
ánimo de los personajes.
Habría que destacar también las actuaciones, los dos hijos
interpretados por niños durante la primera etapa y después por Américo
Hollander y Rodrigo Azuela y la madre, de lo que se podría cuestionar su casi
nulo deterioro al pasar de los años en el aspecto de caracterización,
interpretada por María Renée Prudencio.
Sin duda la ópera prima de David Pablos, que dicho sea de
paso, ha pasado por largo tiempo en el circuito de festivales después de su
estreno en Venecia en 2013, es una invitación a la reflexión de la convivencia
familiar y las relaciones que enfrentan en su soledad acompañada, con la
presencia permanente del suicidio.
La Vida Después, de David Pablos, México, 2013,90 minutos, con Américo
Hollander, Rodrigo Azuela, María Renée Prudencio, et. al.
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