Rush Hour. Distancias cortas nos alejan.

Por: Manuel Hernández-Samperio.

Es un hecho que el crecimiento de las ciudades es una constante en los países. Las causas para que se genere la migración hacia estos lugares son diversas y pueden ir desde la falta de oportunidades laborales en los respectivos centros rurales hasta la inseguridad en el lugar de procedencia. Lo que también es un hecho es la falta de planificación de las ciudades ante una explosión demográfica que se a vuelto casi incontrolable. Rush hour de Luciana Kaplan se adentra en esta situación de una manera interesante.

Reflejando tres historias en tres ciudades diferentes: Estambul, Los Ángeles y la Ciudad de México, conoceremos que la problemática del tránsito no es exclusiva de un lugar en específico, pero iremos más allá, pues nos adentraremos en algunos de los problemas que se generan de esta situación, tanto en el impacto emocional como en situaciones familiares en donde van surgiendo diferentes conflictos derivados de las distancias que provocan.

La cinta de Luciana Kaplan va de lo general a lo particular, es decir, nos plantea la problemática que ha surgido en las diferentes ciudades, sin importar si éstas han sido bien planeadas o, por lo contrario, el crecimiento fue tan desordenado que este problema del transporte es quizá el menor de ellos, como lo vemos en el caso de la Ciudad de México, en donde se retratar problemas como la inseguridad.

Podemos mencionar que los personajes son los propios narradores de cada una de las tramas, el documental no se detiene a explicarnos la situación sino que nos lleva directamente a ella, nos pone frente a una madre que tiene que dejar a sus hijos para ir a trabajar, a una mujer que va del área metropolitana a la ciudad atravesando diferentes peligros y a una pareja que no encuentra tiempo para estar juntos y poco a poco nos va desenvolviendo, con las actividades diarias, sus vidas, metas, deseos, etc, a través de una cámara que sabe ser cómplice de largos trayectos o de momentos de mayor intimidad en cada una de las familias.

En cuanto al montaje podemos mencionar que se van intercalando las tres historias, que si bien tienen mucho en común, también es un hecho que cada una se desarrolla con un planteamiento, un conflicto y una conclusión, es decir, que no se emplea para estructurar una historia mayor, sino que cada una guarda su independencia, logra mantener el contexto en que se desarrolla y mantener a sus personajes.

Acaso el problema del filme es que, curiosamente, se torna un poco repetitivo en el aspecto de que a pesar de ser diferentes sociedades de las cuales estamos conociendo la vida, el problema que tienen en común las vuelve similares y en ocasiones hay en ellas temáticas muy relacionadas. El otro punto que va en su contra es un acierto del documental, pues al lograr retratar el hastío por el que atraviesan los personajes, se logra introducir al espectador en esa misma rutina, la cual transmite la frustración y el desespero por el que se atraviesa al quedar varado en el tránsito.

Rush hour es un filme que invita a reflexionar sobre la vida a la que nosotros mismos nos hemos obligado, a veces por necesidad, otras porque no nos concebimos en un lugar con más tranquilidad, es a través de los testimonios que podemos sentir empatía por la situación que atraviesan los personajes, que en realidad no es muy lejana a nosotros mismos. Con todo esto, se enfrenta a un problema derivado de sus propios aciertos, pues el documental va incrementando el efecto de claustro y se vuelve un poco rutinario gracias a que refleja muy bien lo que pretendía mostrarnos. Una cinta que invita a pensar en las ciudades y en una reestructuración de las mismas.

Rush Hour, Luciana Kaplan, México- Estados Unidos-Turquía, 2017, 80 mins.