lunes, 24 de septiembre de 2018

Malacopa. ¿Problemas con el alcohol?

Por: Manuel Hernánadez-Samperio.

El alcohol es una droga legalizada que entre sus efectos provoca la inhibición de la personalidad de cada persona, lo cual a su vez le da paso a una persona que pocas veces podríamos conocer. Malacopa, el más reciente filme de Armando Casas toma esta situación para contarnos su historia.

Mateo (Luis Arrieta) es un arquitecto introvertido, con serios problemas para hablar en público y peor aún, para interactuar con las mujeres, su más grande deseo es tener, aunque sea un poco de la personalidad extrovertida que tenía su padre, quien a diferencia suya, tenía cierto encanto con las mujeres.

Un día, cuando en sus manos descansa una oportunidad importante para la empresa en donde trabaja, se ve forzado a realizar una ponencia. La presión y la imposibilidad para hablar frente a los demás lo llevan a experimentar con el alcohol, así le dará vida a Malacopa (Luis Ernesto Franco), una especie de alter ego que hace todo lo que él no se atreve.

La premisa que propone Armando Casas es sencilla, directa y se ha visto en más de una ocasión: un hombre retraído con problemas sociales que encuentra en el alcohol la manera de dejar salir el yo que tanto reprime. Por esta razón no se detiene en explicar de qué va la trama, lo hace con una oración y va directo a su principal objetivo: hacer un desorden.

En este aspecto tenemos que Luis Arrieta y Luis Ernesto Franco logran una buena mancuerna, ambos llevan el peso de la trama y saben salir avantes en una serie de situaciones plagadas de inverosimilitudes que rebasan la realidad que se ha planteado desde el inicio. No es la primera vez que los vemos juntos a cuadro, razón por la cual ya se ha probado que funcionan bien.

El otro aspecto a resaltar es el manejo de la cámara, el cual tiene algunos aspectos interesantes: a través de algunos planos secuencias, algunos efectos con los espejos en donde logran revivir al padre de Mateo y que resalta su empleo en escenas que pocas veces se pueden ver en el cine mexicano: acción, peleas cuerpo a cuerpo, en donde le movimiento y la edición son fundamentales y en este aspecto, responde de buena forma.

Sin embargo, a lo largo de la cinta encontramos una serie de inconsistencias e inverosimilitudes que actúan en su contra, el primero de ellos, como ya lo hemos mencionado es que en el guión hay acciones difíciles de justificar, como el despertar en el andamio de un rascacielos, la búsqueda casi instantánea de uno de los personajes que se encuentra en peligro o las golpizas que el alter ego le propina a los demás, que no se ven a cuadro.

A esto habría que añadir la serie de inconsistencias derivadas de la falta de continuidad, en donde aparecen cosas en donde no las había (el auto estacionado en el edificio, cuando no estaba ahí, por ejemplo). Finalmente a esto podemos agregarle que en algún momento de la trama se vuelve predecible, derivado de los estereotipos y los personajes que han ido apareciendo a lo largo de la cinta.

Malacopa es una comedia que tiene algunos momentos en donde logra su cometido y que tiene una buena mancuerna de actores como protagonistas. Sin embargo, cae en tantos problemas de verosimilitud que por lo mismo la trama se vuelve un poco sosa y predecible. Si bien tiene elementos que pocas veces vemos en el cine mexicano, como las escenas de acción, no le alcanza para amalgamar una historia relevante.

Malacopa, Armando Casas, México, 2018, 83 mins. Con: Luis Arrieta, Luis Ernesto Franco, Danna García, et. al.



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