jueves, 6 de septiembre de 2018

Cara de ángel. Cuando la maternidad no es como debiera.

Por: Manuel Hernández-Samperio.

En México hay una frase muy común con relación a la paternidad: "nadie nos enseña a ser padres". Sin duda bien podría ser aplicada a la historia que Cara de ángel, cinta dirigida por Vanessa Filho y que formó parte de la programación de Una cierta mirada del Festival de Cannes.

Marlene (Marion Cotillard) es una madre soltera que pasa buena parte de su vida en la fiesta, alcoholizándose. Si bien intenta ser un buen ejemplo para su hija, su afición por divertirse y pasarla bien le hace ser un tanto desobligada. Elli (Ayline Aksoy-Etaix) es una niña muy inteligente pero que es relegada ala soledad debido a que su madre suele olvidarse de sus necesidades.

Cuando Marlene iba a casarse, comete un error que ocasiona que todo el compromiso se venga abajo, lo cual la lleva a una depresión, esto la llevará a tomar una decisión poco usual que repercutirá en la relación que tiene con su hija, desencadenando, en ésta ultima una serie de complicaciones que la rebasan para su edad.

El filme de Filho nos pone ante una historia que pulula entre lo real y lo inverosímil. Nos pone ante una mujer que se desentiende de su hija y a una niña de aproximadamente 8 años que tiene que crecer por ella misma, que tiene que ver la manera de sobrevivir ante la ausencia materna y que al mismo tiempo comienza a caer en algunas situaciones de alcoholismo, derivado de la imitación de la madre. Esto nos lleva a caer en preguntas como ¿de dónde saca tanto alcohol? ¿cómo puede hacerse de comer? ¿cómo es que en la escuela no notan la ausencia de la madre?

Este tipo de irregularidades van restándole potencia a la trama pues esa necesidad o búsqueda del efectismo termina por chocar con el realismo que se intenta dar a la cinta. Este realismo es apoyado en buena medida por el lenguaje cinematográfico y el uso de la cámara, pues en la mayor parte del filme se emplea la cámara en mano y los seguimientos a los personajes, lo cual es más cercano al lenguaje del documental, lo cual, como ya mencionamos, dota de realismo a las situaciones.

Las actuaciones son acordes a lo que propone el filme. Cotillard vuelve a hacer gala del talento que ya ha mostrado en repetidas ocasiones, pues realiza un papel destacado como una mujer que se va hundiendo en la depresión, a la que vemos cómo gradualmente va cayendo en cierto hastío y a quien no le molesta lo cerca que pueda estar la cámara ni el tiempo que dure el encuadre, pues en todo momento logra transmitir su desesperación. El resto del reparto realiza actuaciones acordes a lo que le es pedido a sus personajes (aunque, como ya lo mencionamos, no siempre son las actitudes que se esperaría en la vida real).

El aspecto técnico también cumple, a secas, ya mencionamos el manejo de la cámara. La fotografía se mantiene de forma correcta sin llegar a ser destacada ni buscar la generación atmosférica a través del uso de diferentes colores, llegando a resalta en los momentos de fiesta, pero sin llegar a más. La música por su parte acompaña las acciones, en algunas ocasiones las anticipa en la mente del espectador, pero está bien realizada.

Cara de ángel es una cinta llena de contrastes. Si bien nos pone una historia que busco provoca al espectador una serie de reacciones por lo que vemos en la pantalla, sin embargo, cuando busca esto cae en una serie de inconsistencias que no logra justificar, en inverosimilitudes que van haciendo que se dude y se pierda el efectismo que va logrando. Una película que a pesar de la excelente interpretación de Marion Cotillard, se va perdiendo en su necesidad de provocar.

Cara de ángel, Vanessa Filho, Francia, 2018, 111 mins. Con: Marion Cotillard, Ayline Aksoy-Etaix, Alban Lenoir, et. al.



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