viernes, 31 de agosto de 2018

Tiempo compartido. ¡Qué bonito es el paraíso!

Por: Manuel Hernández-Samperio

Vivimos en un mundo en donde las ocupaciones y el trabajo acaparan la mayor parte del tiempo de nuestras vidas. Las vacaciones, por ende, se han convertido en un ritual cercano a lo sagrado que llegan (cuando llegan) una vez al año, razón por la cual resulta lógico que una persona intente olvidarse de todo en cualquier lugar, aunque podría pasar que, como en Tiempo Compartido de Sebastian Hofmann, las cosas no salgan como uno quisiera.

Pedro (Luis Gerardo Méndez) es un hombre cuya relación familiar no pasa por el mejor momento, Eva (Cassandra Ciangherotti), su esposa, parece mostrarle más atención a su hijo que a su propio marido, a pesar de todo esto, deciden pasar algunos días de vacaciones en algún hotel que parece ofrecerles todo incluido. La aparente calma que han encontrado se verá frustrada cuando, casi por una casualidad lleguen a la misma habitación Abel (Andrés Almeida) y su familia.
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Por otra parte tenemos a Gloria (Monserrat Marañón) quien es una empleada del hotel al cual han llegado y que tiene por principal función la de vender planes de "tiempo compartido" a los huéspedes del hotel y a quien le han implantado el sueño de poder superarse a través de su trabajo. Las historias de estos personajes se irán enredando en diferentes situaciones que los llevarán a reacciones que probablemente ellos tampoco conocían.

El filme de Sebastian Hoffman nos presenta una historia que puede ser interpretada desde diferentes ángulos derivado de las diferentes temáticas que toca, en donde el principal de todos ellos es el manejo que pueden lograr las empresas sobre las personas para infundir en ellas las diferentes necesidades para tener una vida feliz. Se nos repite constantemente "el paraíso está a tu alcance", lo cual nos permite conocer uno de los principales ejes de la trama. Este guión nos propone personajes que se desarrollan de manera independiente, pero que se hilarán de forma sutil entre sí, provocando que cada uno de los personajes muestre sus carencias y el deseo por resanarlas.

Las interpretaciones de cada uno de los papeles son interesantes, destacando probablemente el trabajo que hacen en pareja Monserrat Marañón (Gloria) y Miguel Rodarte, quienes algunos años atrás perdieron un hijo, hecho que los marcó y que queda muy bien demostrado a cuadro. Andrés Almeida por su parte logra hacer un papel en donde el público puede amarlo u odiarlo debido a su "inocencia" en el trato con las personas. 

Por su parte Luis Gerardo Méndez se enfrenta al problema de ser encasillado ya en personajes aburguesados, si bien en la película se muestra como un padre de familia, su personaje es que presenta una menor evolución, es decir, a pesar de todo lo que le sucede a lo largo de la trama, todo el tiempo mantiene el mismo tono "sufrido" con el que inicia la en la cinta, el momento climático es apenas un esbozo de lo que pudo haber alcanzado si la evolución del personaje hubiera sido constante, Ciangherotti está muy poco tiempo a cuadro, pero cumple con su papel.

La fotografía es uno de los elementos que más destacan, pues se hace un buen manejo de los diferentes elementos con los que se cuenta en el lugar, pero al mismo tiempo se le logra dar un sello característico en donde los tonos pasteles, en específico el rosa y el morado envuelven en muchas ocasiones a los personajes, pretendiendo transmitir ese "mundo rosa" cercano al paraíso que propone el slogan del hotel al que hemos llegado. 

Finalmente podemos apuntar que la música es un elemento que está empleado de manera inteligente, en algunas ocasiones como un leit motiv que ilustra el peregrinar del personaje principal en la búsqueda de la solución a los problemas que el hotel le ha causado. Pero en muchas otras ocasiones es empleado como un elemento que busca causar ciertos incomodidades en el espectador, guiándonos también hacia las escenas que tienen un peso dramático mayor en la cinta. Mención aparte de la buena ejecución de Giorgio Giampá.

Tiempo compartido es una cinta que invita a la reflexión a través de una historia que se puede prestar a diferentes interpretaciones. Con algunas actuaciones que sorprenden y otras que son un poco reservadas, logra superar este punto para envolver al espectador en su principal premisa, en donde se le da un mayor peso a la manipulación de las empresas tanto a sus trabajadores como a los clientes y el llevar al un hombre común y corriente (o a varios) a una situación de total incertidumbre y de crisis total. Bastante recomendable.

Tiempo compartido, Sebastian Hofmann, México-Países Bajos, 2018, 96 mins. Con: Luis Gerardo Méndez, Casandra Ciangherotti, Miguel Rodarte, et. al.



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