miércoles, 28 de marzo de 2018

El ciudadano ilustre. No hay buen profeta en su propia tierra.

Por: Manuel Hernández-Samperio.

La inspiración artística puede provenir de los lugares más misteriosos, en muchas ocasiones esa inspiración puede ser reconocida por los diferentes cánones de dirigentes de las industrias culturales desembocando en el consumo de las grandes masas, llegando con ello los premios y reconocimientos que funcionan para legitimar el quehacer artístico de los creadores. El ciudadano ilustre contiene una historia que puede ser el ejemplo de estos enunciados y que a continuación analizaremos.

Daniel Mantovani es un escritor argentino que ha pasado la mayor parte de su vida en Europa, en este lugar se ha convertido en un hombre muy reconocido al grado de haber obtenido el Premio Nobel de Literatura y en donde su futuro parece estar resuelto gracias a las regalías y premios que ha conseguido. Sin embargo, hay una parte en su vida que se ha empeñado en negar, pero que siempre aparece en su literatura: Salas, su pueblo natal.

Por una invitación de parte del presidente municipal del pueblo, Mantovani decide regresar al lugar después de 40 años, pues se le ha prometido la condecoración de Ciudadano Ilustre por parte de sus paisanos. Sin embargo, este viaje que lo llevará a enfrentarse con un pasado que no le interesa podría no salir de la mejor manera al tener que reencontrarse con viejos amigos, amores y un pueblo que lo reconoce y lo envidia al mismo tiempo.

La cinta codirigida por Gastón Duprat y Mariano Cohn nos plantea desde el inicio, una reflexión al quehacer artístico, en donde nos encontramos con grandes rasgos de la forma de ser del protagonista, quien encuentra en el arte la herramienta no sólo para expresar lo que siente sino también para poder criticar al mundo que le ha tocado vivir. Desde esa visión, es comprensible la crítica que hace del premio Nobel del que es objeto (pero que no rechaza) y el porqué escribe algunas cosas en contra de la manera en que se rige el pueblo del que ha salido.

Después de esta especie de prólogo la cinta se dividirá en cinco capítulos (tal como lo hiciera un libro) en donde la historia avanza en concordancia con algçun suceso importante en la vida del protagonista: la invitación al pueblo, el viejo amor, un lugar, etc. A partir de esta división de capítulos se plantea una serie de circunstancias que rodean la vida del personaje principal: el no haber escrito un libro desde recibir el Nobel, el choque que representa volver a la tierra natal, un amor que dejó inconcluso, el batallar con los artistas locales y los amigos que siempre se sintieron inferiores a él.

El guión avanza en buena forma, con una narrativa que se deja contar, que sabe llevar al espectador por los diferentes momentos y que logra mantener su atención en todo momento, derivado de una sucesión importante de conflictos, en donde poco a poco se van entretejiendo y donde cada una de ellas le aporta un poco al todo que representa la trama original del regreso al origen. En el guión se emplean diversos recursos de comedia que reflejan, no sólo la "inocencia" de los pobladores de Salas con respecto al contexto europeo al que está acostumbrado el escritor, sino también se permiten algunos momentos de ironía de situaciones que se dan de manera natural en la vida misma. En la mayor parte de las ocasiones alcanza su objetivo, aunque en las menos se cae en el absurdo (que paradójicamente por lo mismo provoca risas).

Por otra parte, la actuación de Óscar Martínez, encargado de dar vida al escritor es resaltable, en él cae el peso de la historia y sabe salir a flote con madurez y con reacciones acorde a la psicología que le han dotado a su personaje: un viejo ególatra al que aparentemente no le interesa mezclarse con la gente de su pueblo, pero que en secreto realiza algunas acciones para apoyarlos. También habría que recalcar que en muchas ocasiones su personaje es poco expresivo y por lo mismo no es tan demandado.

Sus compañeros saben complementarlo dependiendo de las situaciones que enfrentan, en una buena cantidad de escenas, diversos personajes dan la impresión de que poco se puede confiar en ellos, gracias a un constante acoso hacia el protagonista,  ya sea por su fama o por su pasado, se puede decir de ellos que reaccionan de acuerdo a lo que su psicología les rige, sin dar algún sobresalto al respecto.

El ciudadano ilustre termina por hacer diferentes cuestionamientos al ámbito artístico a través de su protagonista y su forma de ver el mundo. Cuenta con una historia que parte de la simpleza y se va complicando a medida que aparecen diferentes conflictos en la trama. Si bien en algunas ocasiones las situaciones son predecibles, en la mayor parte de la historia se logra mantener cierto suspenso e interés por conocer el desenlace de la misma, con una actuación destacada de Óscar Martínez y un planteamiento correcto del contexto del lugar, la cinta toma forma de una comedia en donde sin duda, el espectador se divertirá y reflexionará sobre el quehacer artístico, las industrias culturales y la vida misma.

El ciudadano ilustre, Mariano Cohn y Gastón Duprat, Argentina, 2016, 118 mins. Con: Óscar González, Andrea Frigerio, Belén Chavanne, et. al.



No hay comentarios:

Publicar un comentario