Por: Manuel Hernández-Samperio.
Los géneros de ciencia ficción o
fantasía no suelen ser un tema muy abordado en el cine mexicano, la
mayoría de las veces por la limitación de los presupuestos de producción, pues
el crear monstruos o hacer efectos especiales no es una tarea sencilla ni
barata. El caso de La Región Salvaje de Amat Escalante es una de las
excepciones que se han realizado en los últimos años dentro de nuestra
cinematografía.
En un pueblo de Guanajuato en una choza perdida en el
bosque habita, bajo el resguardo de un par de científicos, un ser venido del
espacio, el cual convierte a todo el que se acerca, en un ente
potencialmente sexual, el dar placer parece ser su único
objetivo. Verónica (Simone Bucio) es una mujer que mantiene una
relación con dicho ser, pero, al ver que la vitalidad del extraterrestre comienza a extinguirse es necesario buscar a
alguien que la reemplace.
Fabián (Edén Villavicencio) es un
enfermero, pero debe esconder su homosexualidad. Su hermana, Luisa (Ruth
Jazmín Ramos), está casada con Ángel (Jesús Meza) y ambos crían
a sus hijos. Sus vidas se verán alteradas cuando en ellas
aparezca Verónica. Tras entablar una amistad con la misteriosa mujer
se desencadenará una serie de sucesos que se irán enredando y
desenredando y en donde el amor y el deseo serán un factor importante para la
sucesión de los hechos.
CHECA LA ENTREVISTA CON AMAT ESCALANTE
Amat Escalante nos presenta un filme en donde se atreve a
dar un giro con respecto a lo que había propuesto en sus anteriores trabajos,
pero sin dejar de lado un elemento que lo ha caracterizado: la violencia, dando
como resultado una mezcla interesante de realismo con fantasía (no confundir
con el realismo mágico de García Márquez ni con lo real maravilloso
de Alejo Carpentier).
Dentro de esa realidad se puede destacar el señalamiento
hacia diferentes posturas que siguen presentes en la sociedad como el machismo,
la homofobia y la represión hacia las aspiraciones femeninas de poder mantener
a una familia. Sin embargo, el exceso en el uso de estas temáticas en algún
momento, desde la perspectiva de quien esto escribe, termina viéndose como
un cócktel de temas en donde no se profundiza en ellos, y que
al final vienen a quitarle fuerza a lo que el director quiere poner como tema
central, que es la presencia del ser extraterrestre.
Para poder presentar esos problemas se echa mano de
diferentes pequeñas historias que si bien le aportan un poco a la trama
central, también se van enredando de manera un tanto forzada
(una muestra de ello es la relación homosexual que mantiene el hermano de la
protagonista).
Sin embargo, la cinta tiene gran fuerza en la creación de
atmósferas basado en dos cosas principalmente: la fotografía y el ritmo. Por
un lado la
fotografía sabe emplear a fondo los recursos con los que cuenta cada una de las
locaciones en donde suceden las acciones, así encontramos que no hay empacho en
iluminar con una bombilla o en aprovechar las condiciones climatológicas de los
exteriores, en donde destaca el uso de la neblina en diferentes ocasiones.
La otra se centra en el ritmo que se le da a la cinta, en
donde se nota un cambio importante en el estilo que había mostrado Escalante
previamente, pues ahora se ha dejado de lado el uso de planos largos y una
cámara inmóvil para dar paso a un uso mayor de planos de acuerdo a lo que cada
acción va pidiendo para obtener el impacto deseado. Mención aparte merece el
atreverse a usar la cámara para adentrar al espectador dentro de las escenas a
través de movimientos sutiles que van mostrando y navegando por los espacios de
los escenarios.
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Las actuaciones son un tema que también debe mencionarse,
pues fiel al estilo de las cintas anteriores se utilizan actores no
profesionales dando un resultado contrastante, mientras Ruth Jazmín Ramos, en
el papel protagónico hace un papel excepcional en donde incluso en su
interacción con el ser extraterrestre es totalmente creíble, por otro lado hay actuaciones como la de Jesús Meza quien se
presenta poco expresivo y acartonado. El resto del reparto logra hacer un
trabajo que logra mantener cierta verosimilitud en la historia.
La Región Salvaje es una cinta que se antoja propositiva
en cuanto a la temática que aborda, en el diseño del personaje espacial y en el
atrevimiento del director por cambiar ciertos rasgos en el estilo que había
desarrollado y presentado previamente. También es interesante el señalar
diferentes problemas sociales, aunque se hace de forma un tanto superficial, lo
cual le quita un poco de fuerza a la cinta en su historia central. Una historia
que busca ser redonda y en esta búsqueda en ocasiones se siente forzada, que
tiene un planteamiento interesante y en donde las atmósferas juegan un papel
importante (quizá por encima de la historia), una mezcla que resulta difícil
señala con un bueno o un malo, pero que sin duda dejará en el espectador una
sensación que lo invite a la reflexión o a la antipatía.
La región salvaje, Amat Escalante,
México-Dinamarca-Francia-Alemania-Noruega-Suiza, 2016, 100 min. Con: Ruth
Jazmín Ramos, Simone Bucio, Jesús Meza, Edén Villavicencio, et. al
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