viernes, 16 de febrero de 2018

Autocrítica de un perrito burgués. El largo camino al comunismo... sin comunistas.

Por: Manuel Hernández-Samperio.

La Historia ha sido testigo de diferentes modelos políticos que han sido aplicados, corrompidos, abolidos y posteriormente pasado a su desuso gracias a revoluciones o a la misma evolución del hombre. El siglo pasado fue el marco de la confrontación de dos modelos económicos totalmente antagonistas y complementarios entre sí: el comunismo y el capitalismo. Curiosamente el primero en sus bases teóricas no contemplaba la clase social que se solidificó gracias al segundo: la burguesía. Autocrítica de un perrito burgués es una cinta que nos hace un replanteamiento de estos modelos económicos cien años después de que la Revolución Rusa instaurara el comunismo en ese país.

El cineasta Julian tiene la intención de hacer una película desde su perspectiva comunista, sin embargo, la falta de financiamiento y la falta de creatividad le han impedido ponerse a trabajar y desarrollar una historia que mueva consciencias. Viviendo de la asistencia social otorgada por el gobierno es obligado a trabajar en un huerto de manzanas, pero aparece Camille, una mujer a la que intentará conquistar.

Convenciéndola de ser la protagonista de su próxima película y de que ir a trabajar cortando manzanas les ayudará a tener una visión más cercana del proletariado se embarcan en la aventura, sin saber que, en efecto, la decisión les proporcionará herramientas que cambiarán sus vidas.

La historia es contada desde una voz en off, situación que está justificada debido a que el narrador es, como lo dice el título, un perrito. Desde su punto de vista va haciendo algunas reflexiones sobre lo que vivió en el proceso de buscar una historia, desarrollar un guión y la manera en que él mismo fue convertido en un canino. El resto de los personajes son creaciones que van representando momentos de las diferentes sociedades, entretejiéndose, interactuando y confrontando ideas, así encontramos a un religioso que llega para mover a las masas, los personajes que los siguen ciegamente, un ruso que niega el comunismo y que es movido por el capital, entre otros.

La cinta funge como una crítica a ambos sistemas económicos, haciendo una exploración por las propuestas que han confrontado a diferentes pensadores, teóricos o seguidores, reflejando inconsistencias y al mismo tiempo haciendo ver que algunos de ellos han logrado ser demasiado invasivos que a estas alturas es casi imposible escapar de sus postulados y más aún de los estragos que ocasiona en la vida del ciudadano común. 

En el planteamiento de la crítica mencionada, echa mano de diferentes toques de comedia, en su mayoría de la denominada "negra" que en buena medida aparece de manera involuntaria, a veces por las reacciones o interacciones entre personajes, en otras más porque evidencian la falta de argumentos para defender postulados, y otras más porque las actuaciones se sienten un tanto acartonadas o la edición falla y las hace ver lentas.

En el aspecto técnico, la cinta está realizada en un formato de pantalla 4:3, que es presentado como un cuadrado, cercano a los formatos antiguos y que puede ser interpretado como un acercamiento a la época en que estos sistemas estaban confrontados. La música utilizada va muy de acuerdo con la historia propuesta, en diferentes ocasiones escuchamos, interpretada de distinta manera, la internacional comunista, himno famoso que identificaba a todos los militantes políticos de esta tendencia política.

El estilo del director nos plantea una cámara fija, con pocos o nulos movimientos, que a la vez le dan un ritmo pausado a la historia, en donde no importa el tiempo que se tome para cada una de las escenas, por el contrario, se busca que se desarrollen las acciones lo más apegado a la naturalidad de las mismas. En complemento a ello, el director juega en diferentes ocasiones con el campo y fuera-campo para motivar y mantener la atención del espectador con respecto a lo que acaba de suceder y de lo que sólo tiene una idea debido a las reacciones de los personajes.

Autocrítica de un perrito burgués llevará al espectador a confrontarse con una infinidad de planteamientos políticos, no precisamente profundizando en la teoría, sino más bien reflejando cómo han sido aplicados en la vida, revelando cómo es que la manera de entender el mundo por parte de una persona puede ser muy diferente a la de los demás, cómo es que los milagros pueden llegar a existir o cómo algunos fanatismos (políticos o religiosos) pueden llevar a las masas a la perdición. A final de cuentas, y con una sociedad que se aleja de la conciencia de clase, el camino es largo para alcanzar un comunismo sin comunistas o más aún, un capitalismo alejado del capital.

Autocrítica de un perrito burgués, Julian Radlmaier, Alemania-Italia, 2017, 99 min. Con: Julian Radlmaier, Deragh Campbell, Beniamin Forthi, et. al.


2 comentarios:

  1. Hubiera sido valioso que el director recurriera a hacer un ensayo fílmico al respecto. Todo se queda en el camino de la mala sátira y el tema no se puede tomar en serio por esto. Lástima: esto daba para más. Lo únco que vale la pena es ver el hermoso rostro de la muñequita canadiense Deragh Campbell.

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    1. Muchas gracias por el comentario. En efecto, la cinta intenta satirizar las diferentes posturas, evidenciando que ya es prácticamente imposible volver o creer ciegamente en cualquiera de ellas, de ahí la idea del comunismo sin comunistas. También hemos notado que es una constante el que no le haya gustado a las personas. En nuestro caso y hablo en particular (Manuel) me recordó muchas charlas con mis compañeros en la época universitaria (donde desde nuestra postura semiburguesa nos autonombrábamos como rojillos), quizá de ahí sea que nos sentimos identificados, aunque también reconocemos que por momentos la cinta misma naufraga un poco.

      Saludos amigo.

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