Por: Manuel Hernández-Samperio.
Una de las principales consecuencias de la situación económica que prevalece en los países de Tercer Mundo es la migración, ante este fenómeno los países receptores han tenido que lidiar con los trabajadores que buscan una oportunidad de vida, a través de debates y en su caso de leyes que buscan regular la llegada de extranjeros a sus naciones. El recrudecimiento de las leyes ha provocado la separación de familias y la segregación de estos grupos de personas que terminan siendo más vulnerables de lo que ya de por sí su situación les infiere. Artemio nos presenta una de estas historias.
Artemio es un niño que nació en Estados Unidos, pero por azares del destino vive en Cacalote, un pueblo en la sierra del estado de Guerrero en México. La adaptación ha sido un proceso difícil, Artemio habla en inglés en su casa y español con los niños del lugar, incluso su madre tiene que enseñarle lo que debería aprender en la escuela.
Artemio puede volver a Estados Unidos y retomar la vida que llevaba antes de salir, sin embargo, la idea de tener que adaptarse una vez más no termina de convencerlo, la decisión está en sus manos.
La cinta dirigida por Sandra Luz López Barroso nos plantea desde las primeras escenas los dilemas en los que se encuentra el Artemio, por un lado el del lenguaje poniéndolo como un niño que se comunica de mejor manera en inglés, y por el otro en la decisión que debe tomar sobre regresar al país donde nació o quedarse en compañía de su madre, quien dicho sea de paso, ya tiene una nueva familia.
La cinta enfrenta un problema y es el haberse limitado a la decisión que debe tomar el niño, dando como resultado una historia que va perdiendo el hilo narrativo, cayendo en escenas muy largas en donde comienza a haber discusiones que se vuelven repetitivas que si bien presentan la tensión que la separación y la distancia han provocado, no aportan gran cosa a la narrativa.
La cinta tiene un acierto en reflejar las costumbres del lugar, nos lleva desde la convivencia por las tardes en donde los niños juegan y las mujeres platican, hasta una boda. La música, que es diegética también es un reflejo de las tradiciones de la zona.
El montaje plantea una narrativa lineal, apoyándose en una edición que tiene algunos elementos interesantes, sobre todo en el momento de hacer transiciones de lugar, las cuales se sienten naturales, por ende se logra un buen ritmo en la manera en que se cuenta la historia.
Artemio es un documental que nos plantea, en primera instancia, el problema que ha resultado del recrudecimiento de leyes que ha provocado la separación involuntaria de familias (que ha sido discutido incluso como una falta a los mismos derechos humanos). Con una buena manufactura en el aspecto técnico que demuestra que López Barroso tiene oficio para contar historias, pero enfrenta una problemática emanada de la misma historia que propicia un estancamiento en la repetición incesante de diálogos.
Artemio, Sandra Luz Barroso, México, 2017, 48 min. Con: Artemio Gómez Zárate, Cocco Zárate, Luis García Colón, et. al.
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