jueves, 21 de diciembre de 2017

Rostros de una mujer. Historia de una mujer que se diluye.

Por: Manuel Hernández-Samperio.

La vida de la gran mayoría de las personas está determinada por el contexto en donde ha nacido y en donde se desenvuelve, las oportunidades o carencias que pueda tener se derivan de lo mismo. Sin embargo, es un hecho que la gente, al ver su realidad, intenta provocar un cambio que le permita desarrollarse en mejor manera, muchas veces sin importarle o sin medir las consecuencias que esto pueda tener a largo plazo. Rostros de una mujer de Arnaud des Pallières retoma esta premisa para contarnos su historia. 

Renée (Adele Haenel) es profesora en una escuela primaria, su vida parece ser perfecta pues ocupa una buena posición importante en el trabajo y tiene un esposo con el cual lleva tiempo tratando de concebir un hijo. Sin embargo, la (re)aparición en su vida de Tara, la llevará a afrontarlas consecuencias que sus acciones en el pasado puedan traer, empezando con la imagen que tenía ante su esposo. 

Poco a poco vamos conociendo la el pasado de Renée o Karine, su nombre real, y vamos adentrándonos en algunas de las situaciones que la llevaron a tomar decisiones que la han hecho escapar de su propia vida.

La cinta de des Pallières nos plantea una historia bastante cercana a la realidad, en donde podemos ver una serie de circunstancias que han determinado la vida de Karine. La manera en que comienza la cinta es interesante, en una contraposición de historias se nos presenta en la vida actual a dos de los personajes que llevan gran peso en la trama, por un lado Karine en su actividad escolar y por el otro Tara (Gemma Aterton), quien acaba de salir de la cárcel y quien será el personaje que provoque el recuento del pasado. 

A partir de ahí se echa mano de flashbacks para introducirnos en la vida del personaje principal en diferentes etapas,yendo desde la juventud y retrocediendo hacia la niñez. Gracias a este elemento es que conocemos lo duro que pudo haber sido crecer en un hogar donde los padres viven peleando y que al escapar las cosas no son mejores, tanto en carencias económicas, como en el interés que tiene la gente que la rodea por conseguir algún beneficio de ella, comúnmente en el plano sexual, al que al mismo tiempo, no tiene ningún reparo en acceder.  

Sin embargo, conforme la historia va avanzando la misma historia principal se va diluyendo, quedando relegada a una simple anécdota y en donde el interés del espectador se va perdiendo poco a poco gracias a la falta de un punto de tensión o inflexión que termine por amarrar la historia, es decir, el filme naufraga en su interés por mostrar el pasado de la mujer protagonista y se olvida de explotar en mayor medida los elementos de suspenso que había logrado crear a través del delito por el que es perseguida.

Las actuaciones terminan por ser contrastantes a lo largo de la cinta, si bien Adele Haenel ha aparecido en una buena cantidad de filmes recientemente, es evidente su poco espectro de recursos actorales, provocando que sus personajes resulten muy similares derivados de la poca expresividad y lo poco que transmite a través de sus reacciones y gestos, en este caso poco nos presenta de nuevo. 

En contraste, está el caso del resto de las actrices que interpretan el mismo papel en diferentes edades, quienes logran trasmitir sus emociones de mejor manera, una mención especial merece Adele Exarchopoulos, quien interpreta a Karine de veinte años, un personaje que refleja mayor sencillez y hasta cierto descuido derivado de la vida con carencias que lleva el personaje, refleja en buena medida el objetivo deseado, incluyendo las escenas en donde se requiere de mayor erotismo. 

En cuestiones técnicas la cinta tiene un buen nivel, destaca en buena medida la fotografía que no sólo acompaña los diferentes momentos de la trama sino que además apoya en la creación de atmósferas que le transmiten ese erotismo de que se hablaba anteriormente, dando paso a una acentuación en la intimidad de algunas escenas. 

Rostros de una mujer es una cinta que contrasta en diferentes ocasiones, en un principio nos muestra una narrativa a través del montaje, que sugiere que a partir de fragmentos contará una historia intensa y estremecedora, sin embargo, conforme avanza emplea esos fragmentos para perderse y diluir el poder que había logrado plantear en las primeras premisas, y presenta a cambio, la vida de una mujer que debido a lo que sufrió ha pasado su vida escapando de cualquier responsabilidad o estabilidad que podría tener (en este aspecto es interesante el final) pero llegando con muy poca intensidad al desenlace de la historia. 

Rostros de una mujer, Arnaud des Pallières, Francia, 2017, 111 min. Con: Adele Haenel, Adele Exarchopoulos, Gemma Aterton, et. al.


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