Por: Manuel Hernández-Samperio.
La zona geográfica conocida como Medio Oriente ha sido históricamente víctima de diferentes movimientos y guerras que han obligado a sus pobladores a desplazarse en busca de un lugar dónde vivir. En algunas ocasiones por la efervescencia religiosa de la región, en épocas más recientes por el lugar estratégico tanto en la geopolítica como en cuestiones económicas, como la posesión de petróleo. Partiendo de la situación de esta región, Aki Kaurismäki propone El otro lado de la esperanza.
Tras huir de Alepo, Siria, Khaled busca refugio en
Finlandia, lugar en donde espera poder tener estabilidad en su vida y poder
buscar, a toda costa, a su hermana perdida en algún lugar de Europa. Al mismo
tiempo, Wikströn es un hombre maduro que ha decidido cambiar su vida de manera
radical, ha buscado el divorcio de su esposa alcohólica y decidido cambiar el
giro de su negocio.
Las cosas para Khaled no parecen ir de la mejor forma cuando
se encuentra con Wikströn, quien le ofrecerá trabajo y con ello una forma de estabilizar,
al menos en apariencia, su situación en este país.
La cinta de Kaurismäki nos pone frente a diferentes
problemáticas de nuestra época, las dos que son
más evidentes son los
conflictos político-sociales que han obligado a miles de personas a abandonar
sus hogares, por el otro se encuentran los actos discriminatorios a los que se
enfrentan estas personas cuando llegan a sus nuevos hogares, en ocasiones por
el grupo étnico al que pertenecen, en otras más por el simple hecho de ser
extranjeros.
El guión propone una
estructura en donde se van mezclando ambas historias, definidas por los espacios en donde se desarrolla cada una
de ellas y hasta el momento en que se encuentran y comienzan a desarrollarse
casi al mismo tiempo. En ambos casos nos presenta personajes en quienes impera
la soledad y que están buscando una forma de cambiar y estabilizar sus vidas y
en donde la aparición de diferentes mujeres será quien al parecer le dé un
rumbo a sus vidas.
Para contar la historia, el director se basa en diferentes
situaciones que mezclan la comedia negra con momentos de tensión que reflejan o
ahondan en buena manera tanto la condición humana, sus vicios o defectos, y
ponen de manifiesto los diferentes problemas que nos aquejan como sociedad.
Sin embargo, la cinta se enfrenta ante un problema en la
misma narrativa, y consiste en que en diferentes partes de la trama naufraga al
querer profundizar en las vidas de los dos personajes principales, de esta
forma se cae en la repetición de escenas que sólo alcanzan a proporcionar la
información que ya se tenía, entorpeciendo un poco el desarrollo de la historia
principal, la búsqueda de la hermana y los diferentes intentos por establecer
el nuevo giro de los negocios son ejemplo de ello.
oscuridad, yando en consonancia con los
lugares en donde se desarrollan la mayoría de las acciones: interiores y la
noche. Por su otra parte, en la cuestión del soundtrack se hace una recopilación
interesante en donde el rock tiene un papel protagónico, actuando en ocasiones
de forma diegética y en otras más de manera extradiegética, justificando en
ambos casos su presencia, contrastando en ocasiones con lo visual y en otras
más complementando los ambientes que ya se han creado.
El otro lado de la esperanza es una cita que tiene como
fortaleza el evidenciar la situación a la que se enfrentan los innumerables
inmigrantes en el mundo, en este caso centrándose en los daños colaterales
producidos en el territorio Sirio. Se apoya en momentos en donde la comedia
negra evidencia en buena medida la condición humana, aunque en aras de
conseguirlos en diversas ocasiones divaga y se pierde en su misma historia.
El otro lado de la esperanza, Aki Kaurismäki, Finlandia-Alemania, 2017, 110 min. Con: Kati Outinen, Tommi Korpela, Sakari Kuosmanen, et. al.
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