Por Masiel Rico Landa.
La rutina diaria puede ser causante de la pérdida de nuestra alegría. La directora chilena Elvira Reymond forma parte de la 4ª edición de Talento Emergente con su primer largometraje Dias de Cleo, película escrita, dirigida, editada y producida por ella misma y que retrata a la juventud desde un punto de vista poco recurrente: la quietud.
Cleo es una joven solitaria, sumergida en su mundo particular y que afronta su rutinaria vida acompañada solamente de su perra, Esperanza, y un canario. Tras un extraño encuentro con un desconocido, Cleo se obsesiona con la idea de que su perro tiene "mal de ojo" y comienzan a pasar pequeños sucesos extraños a su alrededor. A pesar de ello, la tranquilidad y apatía que caracterizan a la protagonista, no se verán alterados ni por la llegada de un posible pretendiente.
Cleo es una joven solitaria, sumergida en su mundo particular y que afronta su rutinaria vida acompañada solamente de su perra, Esperanza, y un canario. Tras un extraño encuentro con un desconocido, Cleo se obsesiona con la idea de que su perro tiene "mal de ojo" y comienzan a pasar pequeños sucesos extraños a su alrededor. A pesar de ello, la tranquilidad y apatía que caracterizan a la protagonista, no se verán alterados ni por la llegada de un posible pretendiente.
Con un guión muy fácil de digerir, esta cinta nos cuenta una historia muy sencilla que se concentra en la vida diaria de Cleo, sin embargo queda a deber mucho a la audiencia al carecer de un clímax bien definido. Tras la historia lineal que nos muestra un par de días en la vida del personaje central, la película llega a su fin sin ofrecer más que ese aburrimiento tan relevante para la trama.
Con un final abierto que deja los detalles a la imaginación, la cinta no se queda más que en la presentación de un personaje que carece de progreso y aunque busca que la audiencia se pregunte qué sucede después, no oferta información que genere amplias expectativas.
El aspecto visual del filme se utiliza como un buen medio para transmitir el hastío de Cleo. A través de tomas muy oscuras en la mayor parte de la película, Reymond evidencia la oscuridad de la vida diaria del personaje central, haciendo hincapié en su soledad.
De igual manera el constante uso de primeros planos crea buenos encuadres que ponen en la mira los detalles del ambiente en el que se desarrolla la historia, siendo dignos de resaltarse por hacer uso de cosas ordinarias para construir una buena imagen.
El único momento en que vemos a Cleo pasar un buen rato, también es una buena oferta visual que crea la atmósfera de descontrol por la que atraviesa la protagonista. La excelente edición que se complementa muy bien con la música, ayuda a crear un buen ritmo para esta escena que sale de la cotidianidad de la historia.
Sin embargo la ausencia de profundidad en la narrativa y en la vida del personaje principal, deja amplios huecos en las expectativas del público. Teniendo como eje central una historia que no llega a ningún lado, esta cinta nos ofrece 77 minutos donde lo más relevante radica en la parte visual pero no en la historia propia.
Finalmente la integración de un ligero toque de rock en la banda sonora de la cinta, apoya de buena forma la creación de una atmósfera juvenil, sin embargo no es suficiente para generar mayores emociones en la audiencia.
Así, esta opera prima brinda una interesa oferta visual que rebasa por completo la relevancia de la narrativa, que hacía el final no deja para el espectador más que un leve vistazo a los días de Cleo.
Así, esta opera prima brinda una interesa oferta visual que rebasa por completo la relevancia de la narrativa, que hacía el final no deja para el espectador más que un leve vistazo a los días de Cleo.
Días de Cleo, María Elvira Reymond, Chile, 2015, 77 min. Con: Natalia Ramírez, Paloma Más, Pedro Fontaine et. al.
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