sábado, 22 de julio de 2017

Canción de cuna para el misterio trágico. Un largo proceso revolucionario.

Por: Manuel Hernández-Samperio.

El proceso de liberación de Filipinas fue bastante largo, en 1896, cuando aún formaba parte del imperio español se suscitó una revolución armada encabezada por Andrés Bonifacio, que tenía como fin principal terminar con el yugo español y fundar una república independiente. Canción de cuna para el misterio trágico, filme de Lav Díaz retoma este suceso para presentarnos su interpretación del camino independentista de su país.

En medio del estallido de la revuelta corren dos historias paralelas, por un lado Gregoria de Jesús, esposa de Andrés Bonifacio, quien lo buscan incansablemente después de que fue traicionado y capturado por soldados pertenecientes al régimen; por otro lado está la relación que se desarrolla entre Simeon e Isagani, el primero es rico y traidor, el segundo un poeta, ambos son creación del escritor José Rizal.

La cinta transcurre mientras se nos van mostrando escenas de la vida colonial y del momento de tensión causado gracias al movimientos de liberación encabezado por Bonifacio.

La cinta de Lav Díaz es una maratónica travesía por una época que se antoja lejana pero que resultó
fundamental para el pueblo filipino en la consecución de su libertad, si bien no se logró la independencia, por lo menos se dio un paso en ese camino.  La película es lo suficientemente extensa como para mostrarle al espectador diferentes facetas no sólo de la lucha sino también de la vida diaria y el ambiente que reinaba en ese momento (o al menos la forma en que lo imagina el director).

Con una historia contada en blanco y negro en donde, como suele suceder en la filmografía del director, se cuenta con una fotografía interesante que ayuda en la creación de atmósferas y que en otras ocasiones respeta en buena medida las condiciones que la época requiere (recordemos que aún no había electricidad), vamos conociendo parte del movimiento armado, sin embargo, la cinta tiene la peculiaridad de no reflejar en gran medida las batallas del movimiento en el que se desarrolla, sino meterse en lo que sucede alrededor y
las batallas son prácticamente mencionadas.

El estilo del director se basa en buena medida en reflejar la forma de la vida, de este modo tenemos que el ritmo de las acciones en la gran mayoría de las escenas es lento, con encuadres largos y con acciones en donde los personajes se toman el tiempo necesario que se tomaría cualquier persona en la vida real, así vemos pláticas entre dos amigos, en donde si es necesario que estén comiendo se toman el tiempo para hacerlo, entre otras acciones.

Otra de las características relevantes es que se toma el tiempo para desarrollar a cada uno de los personajes importantes de forma que podamos verlos cercanos a las personas comunes, y vayamos entrando en su mundo entendiendo la forma en que reaccionan, los motivos que los mueven y aquello que los caracteriza.

Sin embargo, la cinta se enfrenta con algunos detalles, el primero de ellos son las actuaciones, pues para darle mayor verosimilitud se incluyeron diálogos en español, sin embargo, algunos de los actores
no tienen una buena pronunciación del mismo, otros problemas son ciertos momentos en la edición, que muestra ciertos brincos o problemas con el sonido que bien podrían ser achacados a la duración del filme, pues por lo extenso del mismo en ocasiones se descuidan estos detalles.


Canción de cuna para el misterio trágico es una cinta relevante como un documento que refleja una parte importante en la historia de Filipinas, si bien sus ocho horas podrían parecer un obstáculo para la misma, se puede decir en su defensa que es una historia que se deja ver ya que poco a poco va introduciendo al espectador en la misma, el sello de Lav Díaz se vuelve a hacer patente en esta epopeya de su país en donde, muy a su estilo, conocemos parte de este suceso.

Canción de cuna para el misterio trágico, Lav Díaz, Filipinas-Singapur, 2016, 488 min. Con: Piolo Pacual, John Lloyd Cruz, Hazel Orencio, et. al. 


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