jueves, 29 de junio de 2017

Viene de noche. Buenas formas y poco fondo.

Por: Manuel Hernández-Samperio (@costas989)

Las predicciones sobre el fin de la humanidad han sido vastas, aunque a estas alturas ya empieza a sonar un tanto repetitivo: un ataque zombie, una guerra nuclear, la propagación de un virus, los cambios de temperatura, son algunas de las hipótesis planteadas. Viene de noche, segundo largometraje de Trey Edward Shults, elige el del virus, para a manera inductiva, pasar a una historia en particular.

La familia de Paul (Joel Edegerton) se ha recluido en una cabaña en medio del bosque, ya que la gente en la ciudad ha empezado a ser víctima de una especie de virus desconocido que deteriora la salud. La incertidumbre de no saber lo que sucede ha desatado la paranoia colectiva en donde cada persona que no es conocida es visto como un enemigo potencial. 

La vida en la cabaña se ve alterada cuando aparece Will (Cristopher Abbot), un hombre que busca refugio para su familia, a la cual aceptarán pero en la cual no confían, las dudas y una situación inesperada llevarán a ambas familias a un estado extremo en donde cualquier paso en falso podría resultar fatal. 

La cinta, escrita por el mismo Shults, nos pone de lleno en una situación en donde impera lo desconocido, ni los personajes ni el espectador saben a ciencia cierta qué es aquello que está acabando con la humanidad, pero se entiende, gracias a la paranoia que experimentan, que no se puede tener contacto con ello. 

La cinta tiene, como primer punto a su favor, una buena creación de los personajes, cada uno de ellos está bien desarrollado y lo que es más importante, reacciona de acuerdo a como ha sido estructurado psicológicamente, así tenemos a los dos padres de familia que están dispuestos a arriesgar todo por hacer sobrevivir a su familia, el hijo de buenos sentimientos pero que sufre de pesadillas o las madres, movidas en buena medida por el mismo instinto de ser madres. Cabe apuntar que esto no sería suficiente si no fuera acompañado por buenas interpretaciones, las cuales son acordes a cada uno de los personajes en la historia.

Otro de los puntos a favor en la cinta es la fotografía, en la cual predominan los tonos oscuros y que trabaja muy bien para la creación de atmósferas, pues en gran medida el poco uso de iluminación en los espacios interiores apoyan la sensación de claustrofobia que experimentan los personajes dad su situación, pero además transmiten al espectador cierta sensación de ansiedad. 

La cinta es acompañada de una dirección de cámara que se convierte en óptima, el director es capaz de imponer el ritmo adecuado a cada una de las acciones que acontecen en la historia, además de que en buena medida sabe implementar movimientos de mara que permiten al espectador "pasear" por el lugar.

Sin embargo y a pesar de los buenos elementos técnicos con los que cuenta, la historia planteada enfrenta el problema de no poder convencer con su objetivo principal, que es el de generar suspenso, pues las creación de los personajes y las reacciones que tienen vuelven un tanto predecible la historia y más aún, después de planteada la situación, la cinta da la impresión de no avanzar a ningún lado, el exceso de paranoia proveniente de los actantes y que en algún momento es transmitido al espectador, no encuentra una razón o un elemento en el cual descargar la tensión ya creada. 

Estos problemas se acrecientan cuando se combinan las pesadillas experimentadas por el hijo de Paul: Travis (Kelvin Harrison Jr.) pues a pesar de ser provocadas por el estado de sitio en el que se encuentra y el estrés que atraviesa 
poco aportan a la trama general, si no es que sólo sirven para distraer. 

Viene de noche es una cinta que termina por contrastar por las dos situaciones ya explicadas, mientras refleja de forma excelsa las formas en que se basa el director para contar la historia, echando mano de un muy buen manejo de cámara y una excelente creación de atmósferas, pero por otro lado presenta una historia que a pesar de presentar personajes bien conformados se pierde en el exceso de paranoia que busca generar en el espectador sin lograr una historia contundente. 

Viene de noche de Trey Edwuard Shults, Estados Unidos, 2017, 91min. Con: Joel Edgerton, Cristopher Abbot, Kelvin Harrison Jr, et. Al. 


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