viernes, 26 de mayo de 2017

Sinetesia. Juventud, drogas y una sociedad que no da oportunidades.

Por: Manuel Hernández-Samperio.

Las drogas y la juventud parecen ser una combinación casi natural, pues es la etapa en la que comúnmente se experimenta con diferentes sustancias. En un país como México, partido y dominado por cárteles de la droga coludidos con los diversos niveles de gobierno no es sorpresivo que las redes se extiendan hasta los mismo jóvenes y más allá del simple consumo de drogas, se inserten entre sus filas, ya sea como vendedores, en casos extremos como sicarios. Para muchos de ellos puede ser la única fuente de ingresos para sacar adelante a sus familias, para otros puede ser la oportunidad de escapar de una vida que no les gusta (mismo efecto que provoca la droga en sí), como lo muestra Sinestesia de Rodrigo Ortega Ortuño.

Martina es una muchacha cuya muerte de sus padres la ha obligado a vivir con su tía. Un intento fallido de estudiar la universidad la ha llevado a ganarse la vida como mesera en una cafetería y hacerse amiga de Jonás. Un día, casi por casualidad se encuentra al frente del negocio narcomenudista que su antecesora en el puesto de la cafetería había iniciado. 

Esta actividad la llevará con "El Orugas" quien se convertirá en su proveedor, y tras
algunos tratos exitosos las ganancias no se harán esperar, pero todo lo "bueno" siempre acarrea algunos enemigos que buscarán también lograr algún beneficio propio. 

Las drogas, el narcotráfico y algunas de sus consecuencias han sido objeto de reflexión en los últimos años de diversos cineastas. En este caso no sólo se conjuga el negocio, sino también algunos de los efectos provocados por el consumo de drogas, en específico el LSD. Gracias a esta inclusión, la historia puede dar un giro en donde comienza a mezclarse el mundo real con las alucinaciones y miedos internos de Martina. Pero yendo un poco más allá en ese "mundo real" encontramos a una sociedad que se muestra violenta y en la mayoría de los casos indiferente ante las problemáticas que atraviesa. 

La cinta cuenta con un guión que se esfuerza por entrelazar tanto la vida cotidiana de Martina, como sus alucinaciones, lo cual deriva en la obligación de diferenciar visualmente ambos momentos, objetivo alcanzado gracias a los efectos que las lentes pueden otorgar. Sin embargo, vemos cómo poco a poco, estas alucinaciones se van volviendo parte de la cotidianidad de la protagonista arrastrándola poco a poco a un aparente callejón sin salida. 

Si bien el planteamiento de la cinta busca retomar la temática de las drogas, la forma
en que son concebidas por una juventud que cada vez está más expuesta a ellas y una sociedad que pocas  oportunidades genera para el bienestar de quienes viven en ella, debe mencionarse que es una historia que nunca termina de despegar, que dentro de su narración plantea algunos elementos que podrían hacerla avanzar pero hacia el final se termina decantando hacia el camino sin riesgos de una historia contada desde la visión de su protagonista que busca hacer reflexiones intimistas, dejando a su vez, algunos cabos sueltos. 

La cinta no logra alcanzar un buen ritmo y esto es derivado de una edición que poco dinamismo le da a las conversaciones o a diferentes acciones que se agradecería fueran contadas con mayor velocidad.  A esto se le agregan las actuaciones que en su mayoría son poco expresivas  y en muchas ocasiones van entorpeciendo las mismas acciones.  

La fotografía, por su parte, logra ser óptima en los momentos en que es requerida y luce cuando es fundamental para retratar las alucinaciones del personaje principal. También bastante destacable es la música compuesta por El Brujo, la cual acompaña en buena parte de las aventuras y viajes de los personajes y que ayuda a crear las atmósferas necesarias para esos momentos. 

Sinestesia es una cinta que busca reflexionar sobre el uso de las drogas y los problemas que enfrenta una sociedad que se encuentra envuelta y rodeada por ellas. Sin embargo, se enfrenta con diferentes problemas dentro de la narrativa que le van restando verosimilitud y dinamismo, es una propuesta que evidencia su origen independiente (plausible que se busque hacer cine a toda costa), pero que poco arriesga en cuestiones de proponer una historia. 

Sinestesia, Rodrigo Ortega Ortuño, México, 2016, 87 min. Con: Luciana González de León, Roberto Mares, Enrique Cano, et. al. 

 

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