lunes, 17 de abril de 2017

Tras la tormenta. El ser humano ante la crisis.

Por: Manuel Hernández-Samperio.

Como ente social, el ser humano tiene en su vida la característica fundamental de iniciar y terminar relaciones, no sólo en el ámbito afectivo, sino para casi cualquier objetivo que se plantee. Tras la tormenta es una cinta que plantea una visión sobre el final de una relación, pero al mismo tiempo el inicio de una nueva, desarrollada en el núcleo de una familia, en donde los lazos, a pesar de cualquier cosa, son casi inquebrantables. 

La vida de Ryota ha cambiado en los últimos meses, algunos problemas de inspiración han secado sus ideas y parecen poner un fin inminente a su carrera como escritor, pero la crisis se ha extendido más allá, pues se ha divorciado y su ex-esposa no está dispuesta a dejarlo ver a su hijo si antes no paga la manutención del mismo.  

Su nuevo trabajo, como detective privado, poco le ha dado de inspiración para escribir una historia original y el dinero que gana en lugar de ser usado para cubrir las deudas que enfrenta es apostado. Si esto no fuera suficiente crisis, su hijo se siente alejado de él. Pero el destino le tiene preparada una sorpresa derivada de un ciclón que obligará a la familia que se desintegra a pasar una noche juntos. 

La cinta dirigida por Hirokazu Kore-eda, quien ha mostrado hacer de la familia y las relaciones que la rigen su tema favorito en cintas como De tal padre, tal hijo (2013) y Nuestra pequeña hermana (2015), nos presenta una historia que con un humor negro, o mejor dicho, con las ironías de la vida (que bien podrían ser catalogadas como humor negro) nos hace ver lo frágiles que pueden ser las relaciones y la manera en que cambian cuando se toma u omite una decisión o alguna actitud. 

Tenemos en Ryota, atinadamente encarnado por Hiroshi Abe, a un hombre al que las crisis lo han apabullado y a pesar de sus nimios esfuerzos por salir adelante no logra alcanzar una estabilidad, sobre él gira la historia y es él quien deberá hacer algo para salir de donde está, no es sorpresa que se encuentre bajo la sombra de un padre que, según él, nunca apoyó su decisión de convertirse en escritor y dicha premisa sea el pretexto para revolcarse en su miseria, es en Ryota de quien se exige haya una evolución, por pequeña que sea.  

Ese padre se vuelve latente a lo largo de la historia y se hace aún mayor cuando intenta relacionarse con su propio hijo, quien sólo atina a verlo como un extraño. 

Tras la tormenta, tiene como puntos de gran fuerza la forma en que están desarrollados los personajes (bastante definidos), la interacción que tienen entre sí y sobre todo el poner a las relaciones en primer plano, evidenciando cómo se van desentrañando la condición humana ante una serie de crisis de las cuales parece no haber salida y los movimientos que se dan en afán de salir de ellas. No obstante, su sencillez y hasta su redondez (pues se nos matizan diferentes aristas del mismo problema), la cinta no llega a un punto climático que sacuda a los personajes y por añadidura al espectador, sino que se resuelve de una manera tan natural y sin sobresaltos que hace dudar de la pasividad humana. 

Tras la tormenta, Hirozaku Kore-eda, Japón, 2016, 117 min. Con: Hiroshi Abe, Yoko Maki, Satomi Kobayashi, et. al.


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