Sieranevada. Interminables discusiones de una familia.

Con: Manuel Hernández-Samperio.

El cine rumano de los últimos años se ha centrado en contarnos historias bajo un sello de "realismo" en donde nos reflejan problemas sociales o, como es el caso de Sieranevada, dirigida por Cristi Puiu, situaciones que acontecen a una persona de manera que su comportamiento o aceptación en la sociedad se ve afectada, acercándolo a las crisis.

Lary es un doctor que ha alcanzado una edad de madurez pero cuya vida parece verse atribulada por los diferentes sucesos que le han acontecido recientemente. Una mañana de sábado se dirige, acompañado de su esposa, a la casa de su madre en donde se llevará a cabo una ceremonia por motivo de los 40 días de la muerte de su padre. 

En el departamento donde tendrá lugar, se van reuniendo los invitados y la familia, sin embargo, la presencia de la muerte y la torpe relación que intentan establecer a partir de la nueva condición familiar, devienen en diferentes situaciones en donde Lary se verá obligado a enfrentarse consigo mismo y con sus ideas para poder asumir los nuevos roles e interacciones dentro de la familia. 

Sieranevada nos plantea una historia que está caracterizada por un sube y baja tanto emocional como de los diferentes componentes de los que echa mano, lo cual provoca un viaje igualmente irregular, en donde lo que más destaca es la capacidad de Puiu para reflejar a una sociedad rumana en donde las relaciones familiares muchas veces se van estructurando sobre hipocresías y cada vez que éstas salen a flote encuentran el pretexto para seguir retrasando el fin por el que se han juntado: cenar para recordar al difunto padre de Lary. 

La trama se desarrolla en su mayoría dentro del departamento de la matriarca de la familia, retratado con iluminación mínima (herramienta que dota de realismo a la trama), en donde una

vez adentro conoceremos una serie de historias, la mayoría de ellas inconexas entre sí, en donde temáticas como el terrorismo plasmado en sucesos como el de la revista Charlie Hebdó o el 11 de septiembre, el pasado comunista de Rumania defendido por una anciana, los engaños de un tío a la hermana de la madre de Lary, la amiga borracha de una de las sobrinas, se van sucediendo provocando cierto hastío en el espectador pues logran hacer que el objetivo principal se vaya diluyendo, cayendo simplemente en la sucesión de un sinfín de historias que evitan que la trama avance. Esto se vuelve más pesado con el uso de planos secuencias y una cámara que se mueve desde un punto siguiendo a una y otra conversación de las que tenemos, en la mayoría de las ocasiones, ciertos retazos de las mismas. 

Sin embargo, no todo esta perdido, una vez que el espectador logra cruzar el umbral y empieza a ubicar a cada uno de los integrantes de la familia y su forma de ser, está listo para adentrarse en el universo que ha creado el director, y es aquí en donde va apareciendo la "carnita" de las relaciones que entablan los personajes, dando paso a la naturaleza humana, herramienta que aunque aporta poco a la trama, es en la que se basa el realismo de la cinta; así, cada personaje

deja ver alguna de sus obsesiones, miedos o costumbres y cómo ellos conflictúan y van cambiando los roles, en donde Lary, sin quererlo y con algo de miedo, como lo demuestra la escena con su esposa fuera del departamento, ha quedado como el nuevo jefe de familia. 

Sieranevada es una cinta que se diluye en su propia historia, su objetivo principal es el de sumergirse, criticar y exponer cómo se van construyendo las relaciones dentro de una familia, sin embargo, en esa intención echa mano de tantos elementos que terminan por eclipsar al protagonista y la crisis por la que después de las casi tres horas de filme, finalmente atraviesa. Es un muy buen ejemplo del cine realista desarrollado por la corriente de realizadores de ese país, sin embargo, en el aspecto dramático, se le sale de las manos a Puiu.

Sieranevada, Criti Puiu, Rumania, 2016, 173 min. Con: Mimi Branescu, Judith State, Bogdan Dumitrache.