Por: Manuel Hernández-Samperio
Las biografías de los santos (en la tradición católica) suelen llegarnos como historias donde lo metafísico, la fantasía y la castidad conviven entre sí, de manera que nos parezca interesante y se justifique su inclusión dentro del santoral. Gracias a ello, en muchas ocasiones olvidamos que fueron personas comunes y corrientes que en algún momento de su vida encontraron su vocación . El ornitólogo (se nos menciona una vocación desde el nombre, de Pedro Joao Rodrigues, es una historia en donde la fantasía y la realidad se conjugan de forma que da como resultado una historia muy atractiva
Fernando (Paul Hamy) es un ornitólogo que gusta del trabajo de campo. En uno de sus viajes, mientras realiza su trabajo en el río, las cosas se salen de control y es embestido por la corriente. A punto de perder la vida es encontrado y recatado por unas peregrinas chinas, quienes se dirigen a Santiago de Compostela.
Las
amigas llevan algunos días perdidas; su fe las hace creer en cualquier
indicio metafísico y le aseguran a Fernando que el demonio las está
siguiendo, Fernando, quien es un ateo, logra deshacerse de ellas sin
creer su historia. Logra este escape, sólo para encontrar que en el
bosque, tal como le habían dicho, están ocurriendo cosas extrañas. El
encuentro con ellas significará en él un cambio inesperado.
El guión es una adaptación libre de un episodio en la vida de San Antonio de Padua, santo
originario de Portugal, de donde es el director, y que "encontró el camino" precisamente en la ciudad italiana. Sin embargo, no es una cinta
que intente adoctrinar, muy por el contrario, aprovecha esa
situación de adaptación libre para plantearnos a un hombre que vive en
nuestra época con ciertas comodidades para realizar su investigación y
que a lo largo de la cinta se enfrentará a diferentes problemas propios de los humanos (acaso dándole esa condición al santo en cuestión).
El director tiene un buen manejo de los puntos de tensión,
que son maximizados gracias al suspenso que los giros le dan a la
trama, así, en el camino por el bosque el protagonista se va a enfrentar
con situaciones que no entiende y que acentúan la atención del
espectador.
Desde
el inicio se percibe una buena dirección de la cámara que va mezclando
algunos aspectos del cine documental para posteriormente meternos de
lleno en la trama con un montaje y edición que le dan buen ritmo a lo
narrado. No está de más
decir que todas las aves que participan son reales y que los encuadres
hacen ver en buena forma las locaciones dando como resultado a un
personaje que se pierde en la inmensidad del bosque, tal como lo hiciera
su vida en la incertidumbre que se ha generado alrededor suyo.
Tal como sucede con los relatos de las vidas sacras de los santos,
encontramos que a lo largo de la cinta el empleo de ciertos elementos
que incrementan el misticismo tanto del lugar como de las personas con
que se encuentra (no es casualidad que interactúe con Jesús herido del
costado) se da de forma natural, impidiendo que se cuestione a la cinta
por romper con la verosimilitud de lo que aparece a cuadro.
El
detalle que podemos apuntar se da hacia el final de la historia, en
donde parece que se ha perdido cualquier lazo con la realidad y todo lo
que sucede fluctúa entre lo onírico una y lo fantasioso, y la fuerza del
relato se empieza a disolver con la aparición de diferentes personajes,
dando la impresión de que la trama ha dicho ya lo suficiente y esas escenas están de más.
El ornitólogo es un ejercicio que no duda en echar mano de diferentes elementos que funcionen
en favor de lo que quiere comunicar. Tiene la gran virtud de tomar
parte de la vida real y llevar al espectador hasta un punto que no
imaginaba retomando elementos que poco tienen de reales; para acompañar
al personaje principal en sí camino a la redención sólo basta con dejarse llevar.
El ornitólogo, Pedro Joao Rodrigues, Portugal-Francia-Brasil, 2016, 117 min. Con: Paul Hamy, Xelo Cagiao, Han Wen, et. al.
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