viernes, 24 de febrero de 2017

Una pasión discreta. Una biografía discreta.

Por: Manuel Hernández-Samperio.

Emily Dickinson es considerada en la actualidad una de las más importantes poetisas en la historia de la literatura estadounidense, su vida ha sido descrita en muchas ocasiones como excéntrica por su poco trato con las personas; Una pasión discreta de Terence Davis, es una cinta que busca recuperar y retratar la vida de la escritora. 

Tomando como partida el claustro en el seminario Mount Holyoke, acompañaremos a Dickinson por diferentes momentos de su vida en donde destaca su amor por la literatura, sus dudas con la religión a la que era sometida y su relacion con las demás personas. Vemos, entre otras cosas, la lucha de una mujer que confronta, a través de sus ideales y comportamientos a la época que le tocó vivir. 

La biopic en cuestión nos remonta desde el primer instante al siglo XIX estadounidense en donde aquella nación comenzaba a cimentar sus ideales, en buena medida guiados por la religión, topico que es una constante durante todo el filme; de hecho, podríamos apuntar al ver la cinta que éste es uno de los ejes vectores en la vida de Dickinson, no por seguirlo sino por todos los cuestionamientos que ella planteó a una vida a la que buscaban obligarla. 

Dicha sociedad es bien retratada en la cinta, la aparición de monjas y curas, además de la mojigatería de algunos personajes de la misma familia lo van demostrando. Pero no es lo único, el mismo ambiente está plagado de comentarios machistas que relegaban su papel a un segundo plano, menuda tarea la que tenía por combatir. 

La psicología de los personajes está bien definida, destacan la de Emily, quien se nos muestra convencida de sus ideales, decidida a afrontar las normas de la época. Cada uno de ellos va respondiendo con las acciones que podría esperarse de acuerdo a la forma en que han sido planteados (probablemente no había mucho margen para experimentar en ese aspecto siendo que se trata de una biopic) pero lo hacen de manera congruente. 

Sin embargo, hay diferentes aspectos que terminan por ir en detrimento de la obra: en primer lugar están las actuaciones, las cuales se muestran planas en buena parte de la historia, si bien se plantean diferentes situaciones que provocarían la evolución de los personajes, las interpretaciones difícilmente reflejan los matices que se podrían requerir. Mencionar también que durante buena parte de la cinta, las actuaciones se ven"mecanizadas", como si obedecieran a una coreografía que no termina de ser bien planteada y por ende da pie a algunos silencios innecesarios o a reacciones que se perciben exageradas o falsas. 

Otra de las cuestiones es el manejo de algunos personajes secundarios, que ni le dan ni le quitan a la historia central, la madre de Emily, por ejemplo, aparece en muy pocas ocasiones, después es olvidada en buena parte del desarrollo y reaparece en agonía para morir, este personaje habría aportado lo mismo si no hubiera aparecido, ya que no se profundiza en él, o simplemente no tuvo relevancia en la historia del personaje principal. 
 
El ritmo de la cinta va de semi lento a lento, en este estilo hay algunas escenas que de igual forma terminan por no aportar y que son alargadas sin necesidad; el mismo estilo muestra algunos contrastes en el manejo de situaciones similares, baste como ejemplo la muerte de diferentes personajes, mientras en unas ocasiones se llega a ella través de un corte en otras se hace mediante planos largos, acompañados de música que busca darle cierta "artisticidad" a esa muerte, pero que choca con interpretaciones que, como ya se ha mencionado, son deficientes. 

En su favor podemos mencionar algunos aspectos, el primero de ellos incluye a la ambientación y vestuarios empleados, los cuales ya se ha dicho, transportan al espectador a la época en cuestión: vestidos, carrozas, utensilios son sólo algunos ejemplos de ello que dotan de gran realismo el relato; por otro lado la música empleada, la cual aparece en momentos muy específicos y más allá del momento en que es utilizada, la selección de piezas por misma es bastante buena. 
 
La composición ante la cámara, es decir, la distribución de los escenarios para emplear el espacio también es de destacar y podemos agregar la fotografía, que crea buenos ambientes y que en muchas ocasiones utiliza pocos artefactos para lograr crear atmósferas verosímiles, sobre todo cuando se ilumina sólo con velas o candeleros.

Una pasión discreta, termina por convertirse en una historia que cumple con su nombre: se vuelve discreta. Es cierto que nos muestra a una mujer en un ambiente  adverso, que tiene que batallar con prejuicios, mandatos religiosos y prohibiciones, pero que en la forma de contarse enfrenta diferentes problemas, que van desde el ritmo de la cinta muchas veces injustificado hasta las interpretaciones, que no son del todo convincentes. Como ejercicio testimonial está bien logrado, sin embargo, al tratarse de la biografía de un personaje que siempre ha llevado la etiqueta de enigmático, se puede apuntar que podía haberse hecho mucho más para dramatizar al respecto.

Una pasión discreta, Terence Davis, Reino Unido-Bélgica, 2016, 125 min. Con: Chyntia Nixon, Jennifer Ehle, Duncan Duff.


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