viernes, 16 de diciembre de 2016

El caos y el orden. La ironía del tiempo la vida.

Por: Manuel Hernández-Samperio.

En el siglo pasado, se demostró que México podría alcanzar un gran nivel de representación en materia de las artes plásticas, en los primeros años de la centuria con el movimiento muralista encabezado por Diego Rivera, David Alfaro Siqueiros y José Clemente Orozco y una buena cantidad de jóvenes entusiastas que siguieron sus pasos y lograron extender esta corriente artística hasta cerca de la década de los 50, momento en el cual nuevas generaciones comienzan a cuestionar las formas y los contenidos ideológicos establecidas hasta ese entonces, la generación, por obvias razones, fue nombrada como "Generación de la Ruptura" y entre ellos se encontraba un joven Manuel Felguérez, quien desde entonces figuraba como uno de los creadores más activos; El caos y el orden es una cinta en donde dicha generación es un simple pretexto para hablar de la obra de uno de los artistas más relevantes del país.

Teniendo como uno de los dos narradores de la cinta al propio Felguérez, el presente documental nos llevará a realizar un viaje tanto temporal como espacial, en aras de reconocer la vida y obra del artista, cabe aclarar que no se utiliza la herramienta de hacer un recuento cronológico y es la misma narrativa del creador, la que va llevando a diferentes episodios en su vida, aunque inicie por los momentos más recientes de la vida.
 
De esta forma, el documental va haciendo saltos entre el proceso creativo por el que pasa Felguérez mientras realiza una obra, hacia los momentos en que su generación exponía, para después retomar el momento en el que decidió convertirse en pintor o llevarnos hasta el museo que lleva su nombre, reflejando que el guión sigue precisamente la premisa del título: el caos y el orden, pues a pesar de los saltos, la narración en todo momento muestra coherencia en su hilo conductor. 

Del mismo modo al tratarse de un artista visual el trabajo logrado a cuadro no desmerece, pues en diversas ocasiones se experimenta con la digitalización de sus obras y se logra darle una interacción entre ellas, estos juegos aparecen como el cierre e inicio de cada capítulo que se retoma en la historia, durante el resto de la narración se mezcla una voz en off con la historia contada, de primera mano, por Felguérez. 

La edición, que combina los aspectos de los que se habla, con los testimonios, y sobre todo con las muestras de pinturas, es un hecho que está bien desarrollado, el montaje vuelve a la historia (a pesar de su fragmentación) en una historia coherente e interesante a cada momento, pues las casi dos horas de duración pasan desapercibidas ante los relatos de la cinta. 

Sin embargo, puede reclamarse que hay algunos temas que se tocan ligeramente para después no volver a hablar al respecto o se dejan sin profundizar, como el caso de Lilia Carrillo, primera esposa de Felguérez y cuya muerte ya no se menciona.


La aparición del gobernador de Zacatecas, quien parece hablar en aras de realizar cierto proselitismo hacia su imagen, también podría ser otro punto a cuestionarse, sin embargo, si se lo ve a distancia, es un reflejo más de la cercana relación que tiene la política con el arte. 
 
Felguérez retomaba la Teoría del caos para crear, así lo dice el nombre del presente trabajo y asi mismo lo dice su obra, dentro de todo ese caos logra encontrar el orden y de esa forma expresarse. El caos y el orden, es el reflejo de lo mismo, al final termina siendo un homenaje a uno de los artistas más constantes de los últimos años, así se siente al mirarlo y así lo demuestra la situación del mural en la SEP retratada en el mismo documental; a lo largo del filme encontraremos no sólo al artista, sino también al humano que se confirma así con sus gustos y vicios.
 
El caos y el orden, Miguel Ángel Tobías, México, 2016, 100 min. Con: Manuel Felguérez, Arielle Holmes, Caleb Landry Jones, et. al. 


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