Por: Manuel Hernández-Samperio.
Crecemos rodeados de reglas, si bien han sido instauradas después de miles de años de convivencia con el único fin de evitar los problemas entre las personas que conforman una sociedad, también es cierto que son prohibiciones, siempre se nos dice cómo comportarnos en diferentes situaciones y se nos dice lo que no podemos hacer. Un cadáver para sobrevivir, entre otras cosas, hace una crítica a esa sociedad en donde la mayoría de las cosas están prohibidas y para poder realizarlas, a veces hay que hacer cosas fuera de la realidad.
Hank Thompson (Paul Dano)(¿acaso el nombre quería hacer referencia a Tom Hanks, protagonista de Náufrago?) se encuentra perdido en una isla, ha decidido suicidarse pues según su perspectiva, su vida no vale la pena ser vivida. Cuando está a punto de dejarse ir, un cadáver (Daniel Radcliffe) llega arrastrado por el mar a la orilla de la playa. Extrañado por tal suceso se acerca al cuerpo, sin embargo, al darse cuenta de la ausencia de vida decidirá seguir en su tarea de quitarse la vida.

Esta cinta, dirigida por Dan Kwan y Daniel Scheinert, tiene en el surrealismo no sólo su justificación, sino también su fuerza, pues una y otra vez ambos protagonistas se enfrentarán a situaciones totalmente fuera de la realidad; sin embargo, recordemos que esta corriente artística tiene uno de sus pilares en el psicoanálisis freudiano, pues en diversas ocasiones los artistas se proponían reflejar no sólo el plano de los sueños, sino intentar llegar al inconsciente a través de la sucesión de imágenes aparentemente sin sentido.
El sinsentido de la cinta tomará algunos elementos que bien pueden provocar cierta aversión en el espectador: los gases interminables, el agua que segrega un cuerpo por la boca es tomada por potable, pero que a la vez viene a darle momentos de comedia, la cual se complementa de buena forma con los diálogos y las situaciones que tendrán que sortear ambos personajes para poder sobrevivir.

Y es precisamente la presencia de este personaje la que nos llevará a reflexionar sobre la sociedad, sus normas y otros detalles más, pues el cadáver funge acaso como parte de una fragmentación de la personalidad (esquizofrenia) que sufre Hank, el cual se ve obligado a inventarlo porque la vida le resulta insoportable y es gracias a él que logra sublimar sus deseos y con su llegada le "salva la vida"; pero también se puede interpretar como una metáfora de la sociedad en la que nos encontramos, que deambula entre la vida y la muerte, a la que le duele adaptarse a ser hombre o más aún a ser "humano", que no encuentra la manera de demostrar sus sentimientos o prefiere no mostralos porque puede ser muy doloroso o un signo de debilidad.
La cinta se enmarca en una fotografía que no se preocupa por impresionar o ser bella y que gracias a ello tiene diferentes momentos en los que logra crear buenas atmósferas. Iluminando con lo mínimo refleja este aspecto en las escenas nocturnas o cuando están dentro de una cueva, pues el aspecto sombrío que acompaña a dichas personalidades se ve reflejado en el poco uso de la luz.

Un cadáver para sobrevivir de Dan Kwan-Daniel Scheinert, Estados Unidos, 2016, 95 min. Con: Daniel Radcliffe, Paul Dano, Mary Elizabeth Winstead et. al.
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