miércoles, 2 de noviembre de 2016

Tiempo sin pulso. Lo que una pérdida dejó.

Por: Manuel Hernández-Samperio.

Afrontar la pérdida de un ser querido suele ser distinto en cada persona, pero lo que es un hecho es que es un proceso que cambia la vida de quienes tienen que superarlo, en ocasiones llega a ser tan profundo que hay personas a las que les cueta más trabajo entender su nueva realidad, Tiempo sin pulso largometraje de Bárbara Ochoa Castañedanos pone en esta perspectiva para retomar precisamente el duelo por el que pasan las personas y eespecífico, la dinámica natural de una familia.

Bruno (Andrés Lupone) está por cumplir 19 años, sin embargo, dentro de su familia las cosas han cambiado durante los últimos dos años, tiempo que lleva su hermano muerto después de un accidente. Aunque bruno ha tratado de llevar su vida normal dos cosas han cambiado, la primera es que su madre (Carmen Beato) insiste en que él ocupe el lugar que dejó su hermano haciendo las cosas que él solía hacer, la segunda es que inconscientemente se ha castigado para evitar sentir placer ante la pérdida que carga consigo.

En un intento por hacer un poco más soportable su realidad decide dejar la escuela por un tiempo, al tiempo que por alguna circunstancia su exnovia (Alejandra Cárdenas) regresa a la ciudad, estos pequeños hechos, junto a sus amigos, lo impulsarán a buscar hacer algo diferente con su vida y enfrentar la relación con su madre

Tiempo sin pulso es una cinta que trae a cuento el proceso que pasan algunas personas para salir adelante de una pérdida, en este caso a través de dos historias dentro de un pequeño grupo social com es la familia; por un lado nos presenta la historia de Bruno, a quien el sentimiento de culpa le impide relacionarse de manera íntima con las mujeres. Yendo a las bases psicológicas, está recibiendo un castigo derivado de la culpa que siente por la situación de su hermano, para este personaje la búsqueda de redención o superar esa culpa será el fin principal durante la trama, no sin antes pasar por diversos obstáculos.

Por otra parte está la historia de la madre, quien va tomando peso dentro de los roles familiares porque con su depresión y constante negación ante la situación va rompiendo los pocos lazos afectivos que quedaban entre sí; no es el personaje protagonista, sin embargo, es el pivote que va haciendo avanzar a las demás haciendo muy poco.

La película, que busca ser un retrato intimista, se enfrenta con algunos problemas de verosimilitud; como primer ejemplo podemos mencionar la evolución que van teniendo los personajes, ésta durante casi toda la historia va en una sola línea y hacia el final su situación da un giro radical, sin pasar previamente por un lapso mayor que explique la redención a la cual están llegando (es cierto, se nos muestra cerca de un minuto en donde la visión de Bruno cambia, pero en comparación con todo el tiempo que tomó para plantear la situación no parece suficiente).

Por otro lado se puede mencionar el planteamiento mismo de la situación, pues este se se desarrolla de forma lenta, dándole al espectador muy pocos elementos para determinar que los comportamientos en ciertos momentos son por consecuencia de otra, especialmente en el aspecto en donde Bruno no se permite sentir placer; a cambio de ello vemos a una madre o la sombra de ella en los personajes, que con su depresión (con una actuación excesivamente dramática) parece que no llegará a ningún lado.

Las actuaciones van acordes a lo solicitado en la trama, aunque tampoco puede mencionarse a alguna de ellas como la que sobresale por encima del resto. El diseño sonoro es uno de los elementos que podemos mencionar está bien llevado, pues hay ciertos detalles en donde se tienen acciones fuera de campo de las que nos enteramos gracias a él y a que están bien empleados los diferentes canales de audio. La música o el soundtrack también resalta, especialmente las canciones que fueron hechas para la cinta.

Tiempo sin pulso es una cinta que busca reflejar lo complicado es enfrentar un proceso de duelo, sin embargo, en su intento cae en algunos errores dentro de la cuestión narrativa, lo cual la vuelve un tanto difícil pues va dejando algunos cabos sueltos que posteriormente intentará atar, sin embargo, no lo logra de la mejor forma. Su ritmo pausado, acaso contemplativo, va en detrimento de la misma trama, pues en este tenor le va dando mayor importancia a los problemas de la madre, que en tratar de explicarnos la situación por la que atraviesa su personaje principal.

Tiempo sin pulso, Bárbara Ochoa Castañeda, México, 2016, 80 mins. Con: Andrés Lupone, Carmen Beato, Alejandra Cárdena, et. al.


No hay comentarios:

Publicar un comentario