Por: Manuel Hernández-Samperio
Latinoamérica tiene entre su historia
reciente diferentes movimientos militares, guerrillas, golpes de
estado, dictaduras y resistencias que han originado, inmunes por la
posición de poder, algunos abusos para las poblaciones o entes más
desprotegidos que, tarde o temprano han terminado por emerger y
desembocar en procesos jurídicos para darle castigo a los ejecutantes.
Por otro lado, del cine peruano, a México
han llegado historias que precisamente tienen que ver con el armamento
en la selva; probablemente la cinta más popular en este aspecto es Pantaleón y las visitadoras, en donde se buscaba idear un plan para llevar mujeres a los cuarteles en la selva.
Partiendo de una tónica
parecida, pero surcando sobre un escenario totalmente diferente tenemos
a Magallanes, de Salvador del Solar, en donde nos presenta una historia
con exmilitares viviendo en las urbes con pasados dudosamente nobles.
Harvey Magallanes (Damián Alcázar) es un militar retirado que se gana la vida como taxista en la ciudad de Lima, en algunas ocasiones hace de chofer de un coronel (Federico Luppi) retirado a quien conció cuando servían a las tropas militares en una misión en Ayacucho. Un día le parece ver a Celina (Magaly Solier), una mujer que durante esa misión fue secuestrada y puesta a disposición del coronel, lo cual comienza a remover viejos sentimientos, entre ellos la culpa.
Ante esta situación y su deplorable economía, decide crear con su hermana un plan para chantajear al coronel a través de una fotografía que lo muestra aprovechándose de Celina cuando aún era una adolescente; el riesgo de ocasionar un escándalo
alrededor de la figura del coronel harán que su hijo acceda a pagar el
dinero del chantaje, sin embargo, las cosas salen mal para Magallanes,
quien obsesionado, no parará hasta poder obtener lo que quiere, sin importar las consecuencias.
En un relato motivado por la venganza, pero sobre todo, la culpa, Magallanes nos deja ver una parte de la que todo Latinoamérica ha adolecido en los útlimos años: los abusos militares, partiendo de ello, es que se nos presenta un guión que sabe entrelazar algunos momentos de suspenso con otros de acción a través de diferentes giros en la trama.
El personaje principal, interpretado por Alcázar,
es un ser solitario al que poco le importa meterse en problemas o
recibir una golpiza con tal de lograr sus objetivos, motivado por una
mezcla de culpa y amor, es que decidirá llevar hasta sus últimas consecuencias lo que ha planeado. La actuación
realizada es verosímil, aunque en algunas ocasiones su forma de hablar
no es tan fiel al sonsonete que tiene la gente del lugar.
Por su parte Celina tiene su importancia porque no sólo
como el eje motivador de las acciones de Magallanes, sino porque
también representa a una buena cantidad de población que ha sido víctima no sólo de los movimientos militares, sino también del sistema económico que ha deteriorado la calidad de vida; ella es víctima de usureros y hasta de las autoridades, el momento crucial de su personaje es cuando explota en una comisaría hablando en su lengua madre, acción que reivindica el pasado indígena, sobre (y no, con) el que se edifican las sociedades modernas. Su interpretación es destacada.
El manejo de la cámara sabe ser acertado, combinando momentos en donde hay movimiento constante, con seguimientos a los personajes y que ayuda, en sus cosas, a incrementar el suspenso, y contrastándolos
con situaciones en donde la cámara está fija de acuerdo a la pasividad
de las acciones a cuadro. Otro detalle es la forma simbólica en la que
Celina pone a Magallanes, a quien en un par de ocasiones lo vemos como
si estuviera tras las rejas.
En
el aspecto de la música por momentos se abusa de su uso, pues hay
escenas que por su misma naturaleza son tienen cierto grado de suspenso
en su caso de emotividad y se cae en el vicio de tener que reforzarlo a través del sonido, en el resto de las ocasiones está bien llevado.
Magallanes
es, en su conjunto, el reflejo de varias heridas por las que aún sangra
Latinoamérica: desde los abusos a los militares, hasta el sistema económico
que ahoga a los trabajadores, la denuncia sutil a estos temas es un
acierto, pues al mismo tiempo da paso a que sea la historia que nos
cuenta la que emerja al primer plano y al mismo tiempo se quede en la memoria del espectador.
Magallanes, Salvador del Solar, Perú, 2015, 109 min. Con: Daminán Alcázar, Magaly Solier, Federico Luppi.
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