viernes, 25 de noviembre de 2016

Jirón de niebla. La familia es para siempre.

Por:Manuel Hernández-Samperio.

El tiempo se ha encargado de consagrar a Carlos Enrique Taboada como uno de los directores referentes cuando se habla de cine de terror mexicano, creador de clásicos que coquetean con el culto como Más negro que la noche o Veneno para las hadas, por mencionar algunos, su vida se vio cortada en 1997, los expertos en el tema aseguraban que para ese entonces había filmado ya la que a la postre sería sería su última película: Jirón de niebla y sin embargo, no se tenía o conocía un registro al respecto; la película nunca ha visto la luz y aunque ya se han encontrado algunas partes sigue estando dentro de las cintas perdidas del cine mexicano. Sin embargo, la creciente ola de directores de terror en México no han ignorado la importancia de Carlos Enrique y Julio César Estrada decidió realizar, a partir del guión de Taboada, una versión de Jirón de Niebla, y que finalmente verá la luz.

Daniel (José Ángel Bichir) era un niño cuando su madre se suicidó frente a él y ante la ausencia de un padre, quedará bajo la custodia de su tía Elizabeth Sampere (María Rojo) quien, proveniente de España (en donde se vivió bajo el régimen conservador de Franco), ha sido educada para reprimir tanto sentimientos como pulsiones sexuales, y viendo en su hermana a una maniática sexual que terminó su vida por causa del desenfreno sexual del que había sido "objeto".  La nueva vida le resulta a Daniel demasiado estricta y ante los abusos y malos tratos de su abuela sólo puede callar.


Un día un accidente provocará que Elizabeth quedé discapacitada y se vuelva dependiente del sobrino, quien con el tiempo se vuelve un joven y al que le gustaría conocer el mundo, pero su tía parece ser una carga, que en apariencia nunca lo dejará solo.

La trama de la historia se basa en el guión de Carlos Enrique Taboada adapatado por el director, en colaboración con Ángel Pulido y Gustavo Moheno. En este trabajo podemos mencionar a dos referencias artísticas bastante evidentes, por un lado, el cuanto El corazón delator de Edgar Allan Poe, que tiene precisamente en el sonido su mayor aportación a la película, la otra es una referencia clara a Alfred Hitchcock y su trabajo más reconocido: Psicosis.

Sin embargo, lo que parece pintar para ser una historia que pueda provocar diversas reacciones en el espectador comienza a enfrentarse con diferentes problemas, el primero de ello está impregnado en los mismos diálogos, los cuales se antojan lejanos a la verosimilitud (que no a los personajes), en otras ocasiones son los causantes de grandes saltos dentro de la trama, y en el peor de los casos obligan a que las cosas sucedan demasiado rápido, provocando poca verosimilitud en las escenas, ejemplo de esto pueden ser las escenas en donde la tía Elizabeth se enoja, pues se pasa de una actitud pasiva a una explosión de carácter sin haber sido provocada lo suficiente.

En conjunto con el problema de los diálogos se encuentran las interpretaciones, muy mal logradas en la mayoría de los casos, Daniel, el personaje principal, interpretado por José Ángel Bichir presenta grandes problemas a la hora de vivir las situaciones fundamentales de la trama, volviendo más inverosímil algunas situaciones, el personaje de María Rojo, fundamental para la psique del sobrino también se siente desperdiciada y hace una interpretación que muy pareja (con pocos matices), Arcelia Ramírez logra un buen trabajo, sin embargo, es relegada a un personaje secundario con muuy poca participación, el resto del reparto también se siente disparejo, siendo las mejores interpretaciones las que duran menos tiempo a cuadro.

En el aspecto de la música hay dos opiniones al respecto, está utilizada en demasía, dejando muy pocos espacios para el sentimiento y dando pocas oportunidades para que la fuerza de las situaciones sea la que transmita algo al espectador; en contraste, si se pone atención a la banda sonora encontramos que está muy bien hecha, teniendo gran valor en lo artístico, lástima su excesivo uso.

Finalmente el elemento más destacable es la fotografía, la cual está muy bien diseñada, colabora enormidades con la generación de atmósferas que permiten dar la sensación de abandono y un tinte lóbrego a la casa en donde se desarrolla la mayoría de la acción; hay momentos fundamentales en donde el uso de la luz responde, con creces, a lo necesario para sembrar el misterio que la trama requiere.

En conclusión, Jirón de Niebla que trata de fungir como un tributo a la memoria de Carlos Enrique Taboada enfrenta diferentes problemas que la hacen una historia con algunos momentos de intriga y suspenso, pero que en su mayoría, por los elementos que ya hemos mencionado, le dotan un aire de inconsistencia y torpeza al contarse, la idea no era mala, el problema es cómo está contada.

Jirón de niebla, Julio César Estrada, México, 2015, 98 min. Con: María Rojo, José Ángel Bichir, Joaquín Cosío.


No hay comentarios:

Publicar un comentario