El amor de padres a hijos es incuantificable, nos lo repiten nuestros progenitores a la menor provocación y podemos comprobarlo constantemente con cada una de sus acciones. En el cine estas situaciones pueden devenir en cintas que apelen al lado afectivo o, en el caso de Sangre de mi sangre de Jean Francoise Richet, cintas plagadas de acción en donde lo importante es hacer que los hijos sobrevivan.
Link (Mel Gibson) es un exconvicto que está tratando de rehacer su vida en una pequeña comunidad de trailas (CURSIVAS) donde vive cerca de su "padrino" Kirby (William Macy) ahí se dedica a hacer tatuajes. Su familia lo abandonó tiempo atrás mientras estaba en la cárcel. Sin embargo un buen día reaparece su hija Lydia (Erin Moriarty) quien argumenta que se ha peleado con su madre y necesita un lugar para pasar unos días.
Aunque no se muestra muy convencido acepta la compañía, hasta que una noche reciben la visita de unos pandilleros, quienes buscan a Lydia y amistosamente se encargan de balear el lugar donde viven. En el ataque link trató de defenderse ocupando un arma, por lo cual se da cuenta que de caer en manos de las autoridades irá de vuelta a la cárcel, algo que no está dispuesto a hacer, tampoco dejará que se lleven a su hija, por lo cual comenzará una persecución que podría darle la oportunidad de redimir el pasado con ella.
La cinta en cuestión viene a presentar un guión que echa mano de ciertos estereotipos creados por el cine de Hollywood para contarnos una historia plagada de acción. Por un lado tenemos al estadounidense con rasgos de "republicano", mientras el grupo antagónico son una agrupación de narcotraficantes de origen mexicano (quizá no sean coincidencia estas características en el ambiente electoral que atraviesa Estados Unidos en estos momentos). El espectador sabrá alrededor de quién girará la historia y por ende se convertirá en el héroe.
Poniendo de lado las referencias políticas y los estereotipos ya establecidos. El guión nos pone frente a una historia entretenida. Que a pesar de no ser lo suficientemente sólidos, va dando giros en la trama para darnos más momentos de acción, llevándonos hasta las últimas consecuencias, caiga quien caiga.
Los personajes están estructurados de forma contrastante. Por un lado Link encarnado por Mel Gibson, sigue el prototipo de antihéroe: poniendo barreras para relacionarse, dispuesto a todo para lograr su único objetivo y cargado de sarcasmo, el cual le aporta momentos de comedia a la cinta que serán muy bien recibidos.
Su hija, interpretada por Erin Moriarty es opuesta a él, se relaciona con la gente con gran facilidad y con esa misma facilidad se mete en problemas. Por último el antagonista, interpretado por un Diego Luna que da la impresión de no encajar en lo que podría buscarse en un líder de una banda donde predominan los chicanos.
Las actuaciones son muy variadas, no sólo si se compara a un actor con otro sino dentro de los mismos personajes. Mel Gibson que en general hace un buen trabajo en su última escena termina con una actuación muy poco creíble. Diego Luna por momentos se siente acartonado, con movimientos un poco torpes (a pesar de ser el líder sanguinario) mientras Erin Moriarty hace un papel parejo, sin sobresaltos, si bien no tiene problemas tampoco muestra una gama en donde se evidencien sus aptitudes como histrión.
La historia se va alargando para, hacia el final, darnos una lección sobre el amor de los padres, bajo esta premisa se van justificando ciertos momentos y los giros que va dando. Los efectos especiales están bien empleados y muestran que es una característica en donde Hollywood falla pocas veces.
Sangre de mi sangre es una cinta con buena propuesta en donde impera la acción (aún cuando estigmatiza y habla mal de los mexicanos en distintas ocasiones) en este aspecto recuerda mucho a su trabajo anterior, Atrapen al gringo, pero en esta ocasión con una mirada un poco (sólo un poco) más bilateral, en donde se reconoce timidamente que los problemas de violencia se padecen en ambas naciones aunque no se profundice en ello y reafirmen estereotipos para desviarse a un tema más general: el amor de los padres y lo que podrían arriesgar por sus hijos.
Sangre de mi sangre, Jean Françoise Richet, Francia, 2016, 88 min. Con: Mel Gibson, Diego Luna, Erin Moriarty, et. al.
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