miércoles, 19 de octubre de 2016

El buen cristiano. Poner en juicio la propia historia.

Por: Manuel Hernández-Samperio

En 1982, Guatemala enfrentaría cambios en la forma del gobierno que tenían. Del mismo modo en que había ocurrido durante la década anterior en varios países de Latinoamérica, los militares habían orquestado un golpe de estado tomando la presidencia y con ellos el control sobre la población. Los actos de resistencia no se hicieron esperar, pero llegaron acompañados de la respuesta de las autoridades, la cual aparentemente no fue la más amistosa, 21 años después se lograría llevar a juicio a José Efraín Ríos Montt, quien fuera el presidente durante el nuevo régimen. El buen cristiano nos llevará a ser testigos de este proceso penal.

Todo inicia con una declaración al pueblo guatemalteco: "dirigir al país con la bendición de Dios y consagrarlo todo a él", es Ríos Montt cuando tomó el poder del país, rodeado de otros militares, quienes además de encomendar sus acciones a Dios se propondrían generar identidad entre la gente guatemalteca. Conforme el documental avanza veremos no sólo al personaje que está siendo enjuiciado, sino también a gente cercana en su gestión, a los abogados defensores y su papel dentro del caso. Y, por otro lado, encontraremos testimonios contrastantes a lo que han manejado como la "historia oficial", para finalmente llegar a una resolución dada por los jueces. 

El documental en cuestión retoma de manera interesante una de las partes mas dolorosas en la historia de los pueblos latinoamericanos: la instauración de las dictaduras militares. No se entretiene en tratar de demostrar ninguna de las dos tesis, sino de contrastarlas. Por un lado tenemos a un Ríos Montt que pretende formar una imagen como un creyente en dios que sería incapaz de lastimar a su prójimo, por otro escuchamos narraciones venidas de personajes indígenas que irán haciendo dudar al espectador sobre lo que conoce o se le ha presentado previamente, motivando que cada quien vaya formándose una opinión respecto a la situación. 

Por otro lado, el documental se apoya en buena medida en imágenes de archivo, en donde se refleja una amplia investigación respecto al caso, pues se presentan momentos muy específicos dentro de la memoria de los entrevistados o lo que va siendo nombrado en el juicio. De esta forma, se le van dando al espectador detalles que difícilmente encontrará en los libros de historia, sobre sucesos y reacciones de ciertos momentos que debieron cambiar la historia de este país. 

Otro de los elementos a destacar son las entrevistas con diferentes protagonistas de lo sucedido, que termina por reforzar la idea antes planteada de buscar testimonios de los dos bandos, lo cual enriquece y apoya las tesis que van apareciendo conforme avanza la historia.  

El montaje es interesante, dando una alternancia entre los momentos del juicio con otros testimonios recabados, lo cual provoca que no sea un trabajo cansado o difícil de ver. Sin embargo, puede reprocharse que por momentos el documental se vuelve demasiado técnico, pues en busca de dejar lo más claro posible la forma en que funcionan las leyes guatemaltecas para quienes no están muy familiarizados con ellas, se caen en ciertos términos legales que vuelven un poco difícil la comprensión del proceso. Del mismo modo, hay momentos en donde se está dentro de los juzgados y da la impresión de que son tomas que se alargan demasiado, cayendo en la reiteración de información. 

Por último, la continua presencia de Dios, llevará a la reflexión derivada desde la Edad Media, en donde la gente hacía guerras en el nombre de su religión, guiados por sus dioses y en su nombre se autorizaban matanzas o se desarrollaban organismos como la Inquisición que se encargaban de terminar con todo aquél que se negara a creer en él. Es cierto, en el caso guatemalteco no se buscaba generar que todos fueran de la misma religión, pero sí se habla de dejar que dios guíe la forma en que se gobernaba, la cual devino en diferentes desapariciones y muertes para todos aquellos que no estuvieran de acuerdo, lo cual nos lleva, de nuevo, a la intolerancia. 
El buen cristiano es una investigación interesante respecto a un proceso por el que ha pasado Guatemala en los últimos tiempo, sin duda, vienen a ser (una vez más) un ejemplo para otras sociedades, en donde lejos de enjuiciar a expresidentes se los encubre con recursos como el fuero, a pesar de que han cometido crímenes de la misma o mayor magnitud. Con todo y sus detalles, es una documental que merece ser visto pues todo lo recolectado a lo largo de la investigación no dejará indiferente al espectador respecto a este tipo de situaciones e historia reciente de Latinoamérica.

El buen crsitiano, Isabel Acevedo, México, 2016, 120 mins.

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