Por: Manuel Hernández-Samperio.
¿Hasta dónde puede llevar la obsesión por encontrar y encerrar a un asesino? En más de una ocasión hemos sido testigos de este tipo de historias, usualmente son detectives o policías quienes buscan hacer justicia, en otras ocasiones son hombres comunes y corrientes que ven violentado su entorno quienes se lanza a alcanzar lo que en ocasiones las autoridades se niegan a realizar; así lo demuestra En el nombre de mi hija, cinta dirigida por Vincent Garenq.
En el año de 1982 los hijos de André Bamberski (Daniel Auteuil) fueron a visitar a su madre quien vivía en Alemania con su nuevo esposo, y padrastro de éstos el Dr. Dieter Krombach (Sebastian Koch), sin embargo, en este viaje moriría Kalinka (Emma Besson), la hija de Bamberski, en medio de una situación extraña. El proceso de la autopsia se realizó en ese país y fue legitimado por las autoridades dejando todo aparentemente esclarecido. Sin embargo, Bamberski no está convencido del todo y tras traducir la carta con los resultados de la autopsia, encontrará una serie de irregularidades que le hacen sospechar de que su hija no murió por causas naturales, sino que pudo haber sido víctima de su padrastro.
Desde ese momento decidirá emprender una lucha legal en donde buscará encontrar y demostrar al verdadero culpable de la muerte de su Kalinka, mientras busca rehacer su vida.
Este drama, basado en el libro Pour que justice te soir rende, escrito por André Bamberski, nos plantea la historia de un hombre, como sentencia al inicio, quiso reparar la cobardía de la justicia francesa, tiene gran potencia en mostrar la lucha de un hombre que está convencido de que lo sucedido no fue por obra del destino sino causado por un hombre.
El director tiene el tino de mostrarnos con la primera escena una breve introducción al tema, pero sobre todo captar la atención con esa frase lapidaria en donde si bien nos adelanta una detención, no se nos dice qué es lo que ha pasado o porqué se realizó, para después darnos una breve introducción al tiempo previo al divorcio para presentarnos a los tres personajes que llevarán la historia: Bamberski, Krombach y la esposa de ambos.
La trama está bien llevada, vemos cómo cada personaje va evolucionando según sus obsesiones o sus desencantos, la actuación de Daniel Auteuil es sobresaliente, pues es sobre él en quien recae el peso de la historia, no se puede decir que tiene una gama de sensaciones y reacciones, pero sí que envejece de acuerdo a las necesidades del personaje, serio en su mayoría.
Las elipsis y cambios de escenario están bien llevados, en cada uno de los espacios temporales se va agregando más información, la justa para hacer que la historia avance, aún cuando algunas historias quedan inconclusas y dejando la sensación de que se pudo haber explotado más sobre ellas, el hijo y la nueva esposa de Bamberski son dos ejemplos de ello.
La ambientación tanto de espacio como en el vestuario también está bien lograda, desde un marruecos en la década de los 70 hasta Francia y Alemani en las siguientes dos décadas muestran rasgos verosímiles que suman a la trama.
En general se podrá encontrar en En el nombre de mi hija la historia de un hombre que creyó en todo momento en sus convicciones y luchó, hasta donde le fue permitido, para llegar a las últimas consecuencias, contado de buena forma, haciendo un buen uso de los elementos que le van agregando al drama, si bien por momentos es predecible, es un buen caso de cómo un hombre se enfrentó al sistema que buscaba dejar en el olvido su lucha.
En el nombre de mi hija, Vincent Garenq, Francia, 2016, 87 min. Con: Daniel Auteuil, Sebastian Koch, Emma Besson, et. al.
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