viernes, 5 de agosto de 2016

El engaño del siglo. O auge y caída del más grande "tramposo"

Por: Manuel Hernández-Samperio.

Sin duda alguna, el ciclismo durante la década pasada estuvo marcado y dominado por el estadounidense Lance Armstrong, quien logró sacudir al mundo con una historia de superación personal, de esas que les gusta a la sociedad norteamericana y que abundan (o las crean) dentro de sus miles de deportistas. Desde entonces se especulaba sobre el posible dopaje del atleta y sin embargo, no se le había demostrado nada. El engaño del siglo es precisamente esta historia.

A lo largo de la cinta veremos los inicios de este ciclista y su acercamiento al mundo de los anabólicos y demás drogas "de alto rendimiento" que le ayudaron a conseguir siete veces consecutivas el "Tour de Francia" y cómo es que pasó de estar en la gloria hasta tener que aceptar sus trampas, paralelo a ello se enfrentará con David Walsh, un periodista que nunca creyó que su progreso fuera algo normal y quien siempre estuvo tras él, investigando.

Quien es aficionado a los deportes seguramente estará familiarizado con la historia de la que se habla, quien no lo está no tendrá ningún problema en adentrarse al mundo del ciclismo y con ello a todas las drogas que lo rodean. La cinta, como ya lo mencionamos parte de las primeras carreras en donde participó Armstrong, momento en donde conoce al doctor que lo inducirá al dopaje.

La cinta tiene buen ritmo, nos pone de frente con la infinidad de trampas que se pueden realizar para lograr un objetivo: ganar. El mezclar imágenes de la cinta con las de archivo es un elemento que recuerda, en todo momento, que se habla de un caso de la vida real.

La historia, sin embargo, está basada en el libro Seven Deadly Sins: My Pursuit of Lance Armstrong escrito por el mencionado Walsh, razón que llega a tergiversar algunos elementos, especialmente en el personaje principal, quien en todo momento se muestra como alguien frío, sin sentimientos y a quien lo único que le interesa es ganar, sin importar por encima de quién o a quien tiene que hacer callar, en pocas palabras, en la cinta se le retrata como una persona sin escrúpulos o sentimientos, con esto se puede lograr que la gente odie al personaje pero también que pierda credibilidad, sobre todo porque difícilmente un ser humano, (por malo que sea) podría llegar a ser el malo-malo, sentimos que le faltan matices al personajes, a pesar de existir una escena en donde se muestra su trabajo al frente de su fundación contra el cáncer.

Las actuaciones son destacables, si se sigue lo planteado en el párrafo anterior Ben Foster logra encarnar a un personaje digno del odio de cualquiera, la seguridad con que transmite su actitud pedante es sobresaliente, además de que la caracterización que se logra en él es también digna de mencionarse. David Walsh, encarnado por Chris O Dowd también está bien realizado, manteniéndose en su papel de periodista incrédulo y serio. Otro personaje a destacar por la solemnidad con que lo hace y el misterio que guarda en su mirada es el encarnado por Jesse Plemons: Floyd Landis, compañero de Armstrong y quien a la larga detonará los últimos problemas.

El engaño del siglo es una cinta biográfica bien lograda en el aspecto técnico, acompañada de muy buena actuaciones, sin embargo, en la forma en que se plantea al personaje principal podría estar llevando su penitencia, pues da la impresión de tener cierto sesgo que le impide humanizar en mayor medida al tramposo de quien habla, probablemente si le hubieran dado esa oportunidad las actuaciones podrían haber sido aún más sobresalientes.

El engaño del siglo, Stephen Frears, Reino Unido-Francia, 2015, 103 min. Con: Ben Foster, Chris O Dowd, Jesse Plemons, et. al.

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