viernes, 4 de diciembre de 2015

¿Hasta dónde nos llevará La Maldad?

Por: Manuel Hernández
¿Será cierto que La maldad se encuentra en todas partes y se recrudece conforme pasa el tiempo? Sin duda el inicio poético de este filme logra arrancar con fuerza la historia que lentamente va narrando, el cuadro: un campo arde metaforizando quizá, a la imagen que nos han instaurado (al menos en este país católico) como símbolo del infierno.
Después dos amigos ancianos, interpretados por actores no profesionales, conviven y comparten su desgracia; uno enfermo, el otro con la convicción de filmar una historia, que según él y su amigo, es genial, razón que lo motivará a moverse a la capital del país, para buscar financiar su proyecto.
Joshua Gil, director de la obra, le muestra al espectador, de manera sutil cómo es que a pesar de vivir en compañía, cada uno es dueño de su soledad y está obligado a cargar con ella, con todas las consecuencias que esto conlleva.
La banda sonora es enriquecida con las canciones que uno de ellos interpreta a capela y que son además, de su autoría, mientras una excelente fotografía embellece, irónicamente, la desgracia de los personajes.
La película se refuerza a la vez con imágenes que llevan a darse cuenta de que no sólo los humanos somos malvados, sino también los animales, o será tal vez que nunca hemos dejado de ser animales y obedecemos a nuestros instintos primaros.
Gil nos sitúa en el campo y en la ciudad sólo para demostrarnos, que sin importar el lugar, estamos en una búsqueda perenne de nuestras dosis de Maldad.

La Maldad de Joshua Gil. México, 2015, 74 min.


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