domingo, 9 de septiembre de 2018

Señor sabelotodo. Entre futbol, doctores y un genio.

Por: Manuel Hernández-Samperio.

En la actualidad ha habido un incremento en la proliferación de las enfermedades mentales, las cuales también ha aumentado en cuanto a su clasificación derivado de un mayor estudio de las mismas. Sin embargo, y pese a estos progresos, la sociedad aún no termina de estar preparada para tratar con este tipo de enfermedades, por lo cual las oportunidades de socializar suelen reducirse para estas personas. Señor sabelotodo de Stéphan Archinard y François Prévót Leygoine es una pequeña muestra de ello.

Vincent Barteau (Arnaud Ducret) es un exjugdor de futbol que se gana la vida entrenando equipos de futbol amateur, su carrera como deportista se vio frustrada por una lesión algunos años atrás, sin embargo, el seguir este sueño lo llevó a alejarse de su familia a cuyos integrantes no ve desde hace años. Si bien no tiene gran estabilidad en su vida, tampoco se puede decir que la pasa mal.

Su vida se enfrentará a un cambio cuando por una serie de coincidencias se vea obligado a visitar a sus padres, quienes tienen la custodia de Léo (Max Baissete), su sobrino cuya existencia desconocía. Por azares del destino tendrá que hacerse cargo de él, pero tendrá que lidiar con que el niño parece ser un genio que terminará por contradecir todo lo que su tío cree.

La cinta codirigida por Archinard y Lyegoine, parte de presentar a una mancuerna de actores que se amalgama bien entre Arnaud Ducret y Max Baissete, quienes se irán conociendo para darnos una pareja entrañable que da la sensación, incluso, de ser padre e hijo, a ellos le podemos agregar el personaje interpretado por Alice David quien desde su punto de vista como doctora aporta elementos a la trama que nos explican la conducta y decisiones del protagonista. 

Por otra parte, uno de los elementos que aporta a la trama es el futbol, deporte popular que todo el mundo conoce, pero se presenta desde el punto de vista del niño, lo cual le da un enfoque interesante, pues es sometido a juicio en donde, dicho sea de paso, es revelado como un deporte sencillo y predecible (al menos a juicio del protagonista), pero es uno de sus puntos el que provocará una crisis que ayudará a que la trama continúe.

Entre las actuaciones, si bien la mayoría realiza un buen trabajo, debemos apuntar la de Max Baissete en el papel de un niño con Asperger que al mismo tiempo tiene una inteligencia muy desarrollada, es esta característica la que le da gran verosimilitud a la trama y nos envuelve en ella.

El manejo de la cámara lleva al espectador a tomar parte desde diferentes ángulos de la historia, por momentos acompaña a los personajes en los paseos que realizan en sus autos, en otras ocasiones es un testigo más de lo que está sucediendo en los interiores y en otras más es invitado a caminar junto a ellos a través de algunos seguimientos a los movimientos en cada escenario.

Acaso lo que podría cuestionarse de la cinta es por momentos, el exceso de la música empleada, pues si bien en algunas ocasiones acompaña a las acciones, en muchas otras intenta predisponer al público en las escenas emotivas, lo cual se siente de más, pues en ocasiones tienen suficiente fuerza como para necesitar de ella. El otro punto a cuestionar es que hacia el final se basa en los arquetipos recurrentes en este tipo de historias, por lo cual el final de la cinta se puede adivinar desde varios minutos antes de llegar a él.

Señor sabelotodo es una apuesta interesante en donde se combinan los deportes, las enfermedades mentales y las buenas actuaciones para otorgar una historia que hacia el final deja un buen sabor de boca, transmitiendo, entre otras cosas, la inclusión a las personas con alguna discapacidad y la importancia de la familia, sea cual sea el tipo de familia. Una cinta que se disfruta y engancha bien con el público.

Señor sabelotodo, Stéphan Archinard y François Prévôt-Leygonie, Francia, 2018, 98 mins. Con Arnaud Ducret, Max Baissette de Malglaive, Alice David, et. al.


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