jueves, 28 de junio de 2018

Guerrero. ¿A dónde van los desaparecidos?


Por: Manuel Hernández-Samperio.


El tema de las desapariciones forzadas es una herida que no termina de sanar en el México moderno. Gente que sin deberla ni temerla es privada de su libertad por estar en el lugar equivocado, por haber sido confundida, por haber sido testigo de algún crimen o simplemente porque es vista como un medio para sembrar el terror en al población parecer ser el pan de cada día de un país que en muchas ocasiones se niega a ver y aceptar su realidad. Guerrero de Ludovic Bonleux es sólo una pequeña muestra de esta situación que muchas veces se ha pretendido esconder detrás de "verdades históricas" emanadas de las cúpulas del poder.

El estado de Guerrero al sur de México ha sido, casi por tradición, el lugar donde se han levantado las voces del magisterio con demandas de mejorar las condiciones en que dan clases y en que viven los niños a quienes le dan clases, así lo demostró en los 70 Lucio Cabañas. Al mismo tiempo ha sido uno de los estados de la República Mexicana que más han sido golpeados por el ambiente de inseguridad que el narcotráfico ha desatado en los últimos años.
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En Guerrero conoceremos las historias de Juan, Coni y Mario. Tres personas cuya forma de ver el mundo difieren de la manera en que el gobierno mexicano pretende darle solución a los problemas, desencadenando que tomen acciones que podrían tener represalias: la toma de carreteras y ayuntamientos; el tratar de evitar la realización de un proceso electoral; la búsqueda de cuerpos y fosas clandestinas aún con la advertencia de no hacerlo sin ir acompañados por la policía, entre otras. Todas ellas forman parte de un rompecabezas que en conjunto reflejan no sólo la situación de Guerrero, sino también de todo el país.

El trabajo que nos presenta el francés Bonleux tiene entre sus puntos fuertes el haber logrado introducirse en diversos momentos de las protestas sociales que se gestaron posteriormente al tristemente célebre caso de los 43 estudiantes de Ayotzinapa. La cámara lleva al espectador a acompañar a maestros en el bloqueo de una carretera, a las persecuciones por parte de la policía que intentan retomar el control de un pueblo o a las asambleas organizadas para determinar las decisiones en los pueblos.

Otro de los puntos importantes es el contenido de las historias, las cuales conforme vamos conociendo reflejan diversas problemáticas que aquejan a los pueblos generados por la violencia, el narcotráfico y el hecho de que las autoridades estén coludidas con el crimen organizado, se van entrelazando a través de una edición que alcanza un buen ritmo que sabe llevar al espectador de un planteamiento estrepitoso, a una desarrollo en donde lo principal es la información que se le da, para nuevamente encaminar al espectador a lo turbulento que puede llegar a ser la protesta social.

Guerrero es una cinta que toca diferente puntos de los que adolece México y que en más de una ocasión se ha tratado de ignorar dando carpetazos en diferentes ocasiones. Este documental nos obliga a voltear a ver una parte de la realidad que permanece latente, que se repite con frecuencia en diferentes lugares del país y al mismo tiempo invita a hacer un reclamo a las autoridades que se han visto rebasadas en el enfrentamiento de este tipo de situaciones. Un testimonio que vale la pena conocer.

Guerrero, Ludovic Bonleux, México, 2017, 113 mins. Con: Mario Vergara, et. al.


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