martes, 29 de mayo de 2018

Cortometrajes de ficción nominados al Ariel 60.


Por: Manuel Hernández-Samperio.


Mamartuile

Casi por costumbre, los últimos meses de los gobiernos quedan en el olvido porque los presidentes se ven opacados por las maratónicas campañas de sus posibles sucesores y por esta razón estos personajes comienzan a tomar las cosas con calma, pero ¿qué pasaría si hubiera una situación de emergencia que saque a un presidente de sus vacaciones?

En su casi retiro, el presidente mexicano (Jacobo Lieberman) recibe la noticia de la aparición de Mamartuile, una nueva sociedad en África, esta situación no tendría ningún significado de no ser porque la bandera que identifica a la asociación es muy parecida a la de México. Esta situación que podría significar un conflicto internacional pondrá en aprietos al político y amenazará la zona de confort en la que ya se encuentra.

El filme de Alejandro Saevich nos presenta una sátira política en donde se realizan algunos guiños que pretenden criticar la manera en que se toman las decisiones y cómo se comportan estos personajes en la vida real. Las interpretaciones de Jacobo Lieberman y José María Yazpik están bien realizadas, sin embargo, la comedia que se eligió para ser representada por ellos, en donde se intenta reflejar cierta idiotez en los políticos termina por afectar el ritmo mismo de la cinta, las acciones se llevan a cabo de manera muy lenta debido a lo pausados que son los diálogos lo cual le quita efecto a los chistes empleados. Hay también ciertas referencias a la corrupción que aqueja al sistema mexicano.

Dicho lo anterior, podemos concluir que lo que pudo haber sido una comedia bien lograda, termina por convertirse en una anécdota que pretende caricaturizar al sistema político mexicano, en donde hay referencias que hacen pensar en Peña Nieto, quien a su vez, y de manera involuntaria termina por ser mucho más divertido con cada una de las veces que ha errado al tratar de comportarse como una persona seria.

Mamartuile, Alejandro Saevich, México, 2017, 13 mins. Con: Enrique Arreola, Jacobo Lieberman, José María Yazpik, et. al. 

Chambelán

La sociedad mexicana ha caído en un abismo de violencia en donde parece que la espiral no tendrá fin. Comúnmente hemos escuchado que el crimen organizado no sólo abarca el tráfico de drogas, sino que también caen en acciones como la trata de personas, los secuestros o las extorsiones, por decir lo menos, en este contexto tenemos a Chambelán de Fabián León López. 

Daniel es un joven que trabaja como chambelán pero que se ha metido en problemas con los mafiosos de su localidad, cuando intenta escapar será interceptado y a cambio de su vida tendrá que hacerle un pequeño favor a los malosos.

La cinta cuenta con actuaciones que van de lo regular a lo malo, que se vuelven poco creíbles debido a dos situaciones, la primera es que se sienten un tanto acartonadas y la segunda porque los diálogos y las situaciones en las que se sienten como clichés, lo cual convierte, al mismo tiempo a la historia en una situación predecible. El exceso de música y sus diferentes usos (repetir lo que vemos con sus letras o acompañar algunas acciones) es otro detalle que puede apuntarse en contra.

Sin embargo, tiene elementos que resaltan, el primero de ellos es que la cámara se atreve a experimentar con diversos movimientos y planos secuencia que hacen navegar al espectador en las escenas. La fotografía emplea elementos mínimos que dotan de realismo a las escenas y que logran hacer buenas combinaciones de colores.

Chambelán es un trabajo lleno de contrastes, si bien se esfuerza por contar una historia, que reflexione sobre la atmósfera de violencia en que estamos inmersos, cae en algunos detalles que van entorpeciendo su desarrollo y la vuelven predecible. Es de mencionar y rescatar el uso que se le da a la cámara que en más de una ocasión realiza movimientos muy bien logrados.

Chambelán, Fabián León López, México, 2017, 13 mins. Con: Romanni Vi Ca, Maruza Cinta, Aldo Verastegui, et. al.

Oasis

Ofelia (Norma Pablo) busca a su esposo en un lugar llamado El Oasis, donde le dijeron que se pasa las noches en que no llega a su casa. La búsqueda y los rumores se le vuelven realidad, pero la noticia no le cae muy bien, al tratar de alejarse del antro algo no va bien y terminará desvanecida. Esta situación la llevará a un encuentro con Jackeline (Morganna Love), con quien compartirá el resto de la noche.

Este filme de Alejandro Zuno nos lleva al mundo de la comunidad LGBTTTI, comúnmente marginado por una sociedad incapaz de comprender sus preferencias sexuales. Esta situación les ha obligado a esconderse y en muchas ocasiones no recibir tratamientos adecuados para diferentes enfermedades, en este caso se retoma el tema del VIH. 

Dado este contexto tenemos una historia que en algunas ocasiones se aleja de las obviedades, pidiéndole al espectador que él mismo complemente al guión con su experiencia y con elementos que se le van dando o sugiriendo. El filme se acompaña de una fotografía que sabe emplear los diversos colores que la noche proporciona.

Sin embargo hay algunos elementos que juegan en su contra, el primero de ellos son las actuaciones, las cuales no terminan de dar los suficientes matices que exige cada personaje. Por otro lado los diálogos a veces emplean de manera repetitiva algunos clichés como el uso de la palabra "madre". Finalmente la trama avanza de manera lenta, sin introducir un conflicto que motive a los protagonistas a ir más allá del lugar en el que han pasado la noche.

Oasis es un filme que sabe construir atmósferas de manera efectiva a partir de pocos elementos, con personajes que encuentran en la soledad y los giros de la vida un punto en común que las acerca por una noche, pero en donde no se rebasa la situación de anécdota debido a la falta de acción por parte de los personajes. Un trabajo que en ocasiones sugiere, que parece que pasará a la acción, pero que nunca se atreve a ir más allá de una noche de compañía mutua.

Oasis, Alejandro Zuno, México, 2017, 16 mins. Con: Norma Pablo, Morganna Love, et. al.

Libre de culpa

Juan (Kristyan Ferrer) es un joven cuya vida parece normal hasta que, un buen día, nota que tiene problemas para hacer ejercicio. Tras una revisión médica, el diagnóstico de cáncer no es muy alentador. Su vida comenzará a cambiar con la finalidad de alcanzar una cura para su enfermedad aunque el tratamiento puede ser muy lento, mientras su familia se limita a contemplar su inminente deterioro.

El filme codirigido por Mariana y Santiago Arriaga es una reflexión a las relaciones familiares, asentándose en el amor de hermanos. A partir de esta situación gira una historia cuya narración se apoya en una serie de flashbacks para explicarnos el cómo se llegó a la situación de la primera escena: Juan se encuentra en coma peleando por su vida.

Las actuaciones de los hermanos, Kristyan Ferrer y Diego Cataño, son una de las cartas fuertes de la cinta, no sólo por la interacción o mancuerna que logran entre sí, sino también por la manera de interpretar a sus personajes. Especialmente el caso de Ferrer, quien transmite la destrucción a la que se enfrenta su personaje, apoyado también en el trabajo de maquillaje que logra un resultado óptimo. Los diálogos empleados también son verosímiles y se emplean de acuerdo a las acciones que enfrenta cada personaje.
Si bien el filme se vuelve predecible conforme se le van dando elementos al espectador para darse cuenta de lo que ha sucedido, la escena que encamina el final no deja de ser impactante.

Libre de culpa es un filme que presenta una situación de cáncer y el martirio de lo que esto significa tanto para quien lo padece como para su familia, tiene en las actuaciones su mayor peso y sabe llevar al espectador de la mano a través de un juego entre flashbacks y el momento en que el protagonista se encuentra en un hospital, logra mantener la atención en todo momento.

Libre de culpa, Mariana Arriaga, Santiago Arriaga, México, 2017, 20 mins. Con: Diego Cataño, Kristyan Ferrer, María Evoli, et. al.

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